domingo, 17 de febrero de 2008

La alegría de compartir

"Compartir implica dar y, también, saber recibir; la reciprocidad es importante para que pueda abrirse y cerrarse el círculo del intercambio"

Ayer, tarde en la noche, sonó el teléfono de mi casa, y resultó ser un viejo amigo que, con voz emocionada, me dijo: "Disculpa la hora, pero tenía que llamarte". "¿Qué pasó?", le dije, sorprendida, ante su voz de entusiasmo y alegría.

"Maytte, pensarás que estoy loco, pero te estoy llamando de mi teléfono a esta hora, mientras manejo un carro rentado por una carretera de montaña en Suiza, son las cuatro y media de la mañana, estoy solo y guiándome con un mapa para llegar a la próxima ciudad donde voy a dormir, pues mañana tengo una reunión muy importante de negocios. No te imaginas lo fantástico que es este lugar. Es como una postal, hay un silencio absoluto, la luna está llena y enorme en un cielo azul lleno de estrellas, impresionante. Todo está nevado a mí alrededor, parece como si una sábana blanca y brillante lo hubiese cubierto todo. A lo lejos hay una casita con una luz encendida adentro, todo es verdaderamente impresionante… Nunca había estado en un lugar como éste en mi vida, me siento tan mocionado que necesitaba compartirlo con alguien que comprendiera lo que siento. Tomé el teléfono y decidí llamarte, porque sé que me entenderías, esto no podía ser para mí solo".

Cuando se despidió, le conté a mi esposo y a mis hijas, que estaban a la expectativa de saber quién había llamado a esa hora, y, juntos, compartimos un buen rato sobre el significado de su llamada, de lo especial que nos pareció y de lo importante que es tener a alguien con quien compartir lo que sentimos y vivimos en ciertos momentos de nuestra vida.

¿Alguna vez has sentido la necesidad de compartir con otra persona lo que sientes? Pareciera que al hacerlo nos sentimos de repente aliviados, emocionados, comprendidos y, por lo tanto, acompañados, pudiendo así aligerar la carga emocional, si ha sido una experiencia difícil, o enriquecernos, si por el contrario ha sido positiva.

Compartir es una herramienta que nos acerca, que nos permite intercambiar nuestras experiencias, conocimientos, sentimientos y pensamientos, para aportar y apoyar a otras personas, pero también para aprender y crecer como seres humanos.

Cuando nos entregamos a compartir, bajamos las defensas que nos separan y que nos protegen de los demás por un momento, para abrir nuestro espacio interior y dejar que los mejores sentimientos nos impulsen a dar o a recibir, sin caretas, sin prejuicios, sin interés y sin miedo. Desde pequeños, en algunas familias, nos enseñan a compartir con nuestros hermanos y con los amigos, pero pocas veces nos dicen que compartir implica dar y también saber recibir; que la reciprocidad es importante para que pueda abrirse y cerrarse el círculo del intercambio con los demás.

Muchas veces el egoísmo y la ambición hacen que seamos víctimas de la manipulación de otros que se sienten superiores a nosotros por el hecho de aprovecharse de nuestra nobleza al compartir. Esto hace que algunas personas decidan dejar de hacerlo, para protegerse de la manipulación o de la traición de la que fueron víctimas en algún momento de sus vidas.

Claves para Compartir
Entregar lo que tenemos. El principio de la abundancia radica en desarrollar
la capacidad de compartir con los demás. Cuando lo hacemos desinteresadamente;
es decir, sin esperar recibir nada a cambio, sólo por el placer genuino de dar
y de acercarnos a los demás para suavizar o alegrar sus vidas, el universo
conspira siempre para devolvérnoslo.

Expresar nuestras vivencias. Vencer la resistencia a compartir con otra persona
lo que sentimos o lo que vivimos nos acerca y fortalece el vínculo de cariño y de amistad. Además, cuando también compartimos nuestras inquietudes o dudas acerca de algo, podemos recibir la información o la ayuda que estábamos necesitando.

Confiar. Déjate llevar por el impulso que experimentes en un momento, frente a un evento especial, mágico o conmovedor, de compartir con alguien lo que sientas en ese instante… Hacerlo abre las puertas para la comunicación del corazón, fortalece la relación, aleja la soledad y te enriquece espiritualmente.

Ejercicio de visualización

Escoge un lugar agradable, tal vez
un área de la casa donde te sientas
a gusto y en paz. Enciende una velita, prende un incienso o coloca una música suave para ayudarte en la relajación. Escoge el lugar donde te vas a sentar. Puedes hacerlo acostado, pero es preferible que lo hagas sentado, pues es muy fácil quedarte dormido si te acuestas. Si esto
te sucede, no te preocupes, pues, seguramente, estás cansado y la relajación hace que tu cuerpo, naturalmente, busque el descanso. Sigue practicando.

Tómate unos minutos, antes de comenzar el ejercicio, para pensar en aquello que quieres atraer hacia tu vida, ojalá que con lujo de detalles. Puedes visualizarte a ti mismo logrando algo que te has propuesto, pero también puedes visualizar una situación o un momento que deseas experimentar...

Luego de que tengas bien definida tu meta -lo más conveniente es que sea una a la vez-, estarás listo para comenzar a practicar la visualización. Recuerda que podemos enviar a otros nuestros mejores deseos y pensamientos, pero no nos está permitido influenciarlos directamente o cambiar sus circunstancias de vida desde afuera. Prepárate, pues, para poner en práctica una técnica muy sencilla de visualización:

El ejercicio
Comienza por cerrar los ojos y concentrar la atención en tu respiración. Realiza varias respiraciones suaves y profundas. Hazlo tomando el aire por la nariz y botándolo por la boca. Mientras lo haces, procura soltar la tensión acumulada en tu cuerpo, afloja cada parte de él y descansa... al término de la séptima respiración trae mentalmente el recuerdo de ese lugar donde, alguna vez, te sentiste bien, a gusto y en paz. Recuérdalo y recórrelo en tu imaginación. Luego saca ese recuerdo, conserva tus sentimientos positivos y comienza a construir la imagen mental de tu situación ideal.

Imagínala como si ya estuviese sucediendo. Si te es posible, recréala con todos los detalles, respira profundo y, al botar el aire, piensa que ya la conseguiste. Quédate ahí, disfrutando de tu logro y del estado de relajación por unos minutos...

Coloca la imagen en acción. Visualízala como si la vieras en un escenario. Por ejemplo, si deseas imaginar que te dan un aumento de sueldo, imagina la escena en la oficina de tu jefe.

Pon todos tus sentidos en acción. Cuanto más real sea la visualización, mejores serán los beneficios. Ve el lugar con todos los detalles, incluidos el color, los muebles, la pintura de las paredes. Pregúntate: ¿A qué olería? ¿Cuál sería la temperatura?

La duración de la visualización no es tan importante como la calidad de la concentración, si estás realmente "dentro" de ella, unos pocos minutos serán suficientes.

Para finalizar, suavemente, realiza un par de respiraciones y da las gracias a la Divinidad como si ya hubieses alcanzado tu meta. Luego, recuerda mentalmente dónde te encuentras, siente tu cuerpo y, en el momento en que lo desees, abre los ojos suavemente.

Te sugiero que practiques este ejercicio en la noche antes de acostarte o en la mañana antes de comenzar con tu actividad diaria. Hazlo con disciplina. Aun cuando no pudieras mantener la imagen mental -a algunas personas no les resulta fácil el acto de imaginar-, es suficiente con que logres sentir y ver por un segundo lo que quieres. Evita pensar en cómo lo lograrás. Siéntete dispuesto a hacer cuanto sea necesario para conseguirlo y será la Divinidad quien te presente el camino y las herramientas que usarás.

domingo, 10 de febrero de 2008

Conservar la amistad

"Los amigos son un regalo esencial. Aprendamos a valorarlos y a disfrutarlos"

Una vez más, como todos los años, dediqué toda la mañana a realizar mis llamadas de Navidad, ritual que practico desde hace mucho tiempo, y que uso para saludar, agradecer y compartir mis deseos de felicidad con todos mis amigos y también con aquellas personas que, de una u otra forma, han sido un instrumento para compartir conmigo algún regalo esencial, de esos que nos envía la vida. Agradecí, inclusive, a las máquinas "contestadoras" de teléfono por la posibilidad de dejar mi mensaje grabado en ellas a mis amigos ausentes, para poder así alimentar y fortalecer la amistad que nos une a través del tiempo y la distancia.

Mientras marcaba los diferentes números telefónicos, recordaba los momentos que compartimos, sus caras, sus risas, algunas de sus historias y el tiempo que pasó desde la última vez que nos vimos y tuvimos la oportunidad de estar juntos…

La verdadera amistad, puede comenzar por un encuentro aparentemente casual; pero, si existe disposición, afinidad y empatía al conocer al otro, seguramente este simple contacto se convertirá en una mágica relación que nos acompañará toda la vida.

La amistad es una calle de doble vía; es decir, que no podemos esperar pasivamente a que los amigos sean los únicos que toman iniciativas y acciones para acercarse a nosotros. La reciprocidad es indispensable para que el sentimiento perdure y se fortalezca en el tiempo. No podemos buscar a los amigos sólo cuando necesitamos un favor. La amistad hay que alimentarla y regarla como si fuera una planta; me he dado cuenta de que si no mantenemos un contacto frecuente, intercambiando experiencias y acompañándonos en los momentos especiales, aun a través de una llamada o de un correo, la amistad se irá secando y terminará convirtiéndose en una especie de recuerdo, sin emociones ni sentimientos.

Te has preguntado alguna vez qué pasaría si tú dejaras de tomar la iniciativa de llamar o de invitar a tus amigos, ¿Lo harían ellos? O si eres tú quien asume la posición pasiva en la amistad, ¿qué pasaría si ellos dejaran de buscarte y de estar pendientes de ti? ¿Cómo te sentirías? Estas son algunas de las muchas preguntas que muy pocas veces nos hacemos, tal vez por temor a obtener las respuestas.

Recuperar y mantener a los amigos es una de las grandes gratificaciones de la vida, porque nos motiva los sentimiento de cariño, de lealtad, de gratitud hacia esa persona que, de una u otra forma, nos apoyó, nos acompañó, y que nos aceptó sin juzgarnos o criticarnos. Muchas veces el exceso de ocupaciones, la distancia y el no considerarlo tan importante, hace que los días pasen sin que hagamos ese contacto tan importante para alimentar nuestra amistad.

Si bien no debemos esperar recibir nada a cambio por lo que damos, es muy grato saber que las personas que apreciamos también experimentan el mismo sentimiento hacia nosotros.

No es fácil, si estamos lejos, mantener una buena comunicación, pero si conservamos el deseo de hacerlo, lo único que tendríamos que hacer sería incorporar a nuestra agenda un punto extra: Hacer esa corta llamada para decir simplemente: "te recuerdo", o escribir un correo que diga: "te extraño", compartir algunas fotos recientes o, simplemente, recordarlos y enviarles un pensamiento de cariño y gratitud, donde quiera que se encuentren. Si queremos seguir contando con la presencia gratificante y protectora de nuestros amigos, debemos ocuparnos de mantener el contacto, la comunicación y el intercambio de las situaciones especiales que vivimos, celebrar sus éxitos, emocionarnos con sus logros, apoyarlos en sus cambios y, por encima de todo, resaltar la amistad que compartimos. Podemos recuperar a los viejos amigos y rescatar así, una parte valiosa de nuestra historia personal.



Tengo problemas para hacer amigos

La vida me ha llevado a cambiar de ciudad un par de veces por
motivo de mi trabajo y cada vez me resulta más difícil formar parte de un grupo social. Me he acostumbrado a vivir en soledad. Me siento bien, pero sé que debería socializar un poco más. Además, me siento sola, extraño a mi familia que está lejos. En el trabajo converso y me relaciono con cierta confianza, pero al salir de la oficina siempre digo no a las pocas invitaciones que me hacen. ¿Me puedes dar alguna clave para resolver esta situación?

Lo más importante es que tienes el deseo de cambiar tu actitud y de darte la oportunidad de iniciar nuevas amistades. Todos podemos aprender estrategias simples que nos ayuden a conseguirlo. No creas ni por un momento que te quedarás así para toda la vida, condenada a la soledad. Estoy segura de que en la medida en que te atrevas a ser tú misma y a compartir con otros, muy pronto encontrarás personas afines con tu manera de ser y de interpretar la vida.

Son varias las razones por las cuales se nos dificulta hacer amigos,
algunas de ellas son:

• Mantenemos una distancia fría con las demás personas
• No expresamos claramente nuestro interés en lo que nos cuentan
• No hablamos sobre nosotros
• El tono de voz que usamos es demasiado bajo o por el contrario es un poco agresivo
• No opinamos cuando conversan sobre algún tema
• Nuestra expresión corporal no muestra interés o entusiasmo alguno.

Cualquiera de estas actitudes puede mantenernos alejados de las demás personas. Es posible que debas aprender a sentir más confianza en ti misma, en tus cualidades y mejores características, para que al momento de acercarte a los otros lo hagas con más confianza y sin temor a sentirte rechazada. Sonríe con frecuencia y hazlo mostrando tus dientes para expresar tu agrado y entusiasmo, especialmente al momento de reunirte con los amigos. Anímate a hablar un poco acerca de ti misma, tal vez no quieras contarles acerca de tus problemas y puedes guardar tu privacidad al respecto, pero compartir algunasanécdotas personales hará que te perciban más interesada en establecer una relación.

Muéstrate interesada en sus asuntos, explora la posibilidad de apoyarles o de aportar alguna idea o comentario a la conversación que comparten. Si algunas personas no responden como quisieras, no debes rendirte. Hacer amigos es cuestión de práctica, estoy segura de que cada vez actuarás con más naturalidad y confianza.

Claves

1. Interésate genuinamente en tus amigos. Todos necesitamos sentirnos apoyados, queridos y valorados. Conviértete en una persona detallista, conoce sus gustos e intereses, anota sus fechas especiales, apóyalos
en sus proyectos personales.

2. Acepta a cada quien como es. En lugar de criticarlos y juzgarlos, anímate
a resaltar todo lo positivo que hacen tus amigos. Reconoce sus
cualidades y minimiza sus limitaciones.

3. Toma la iniciativa. Decide ser tú el que tome la iniciativa para acercarte. Envíales un mensaje de saludo o, si tienes tiempo, invítalos a compartir contigo alguna actividad divertida. Lo importante es mantener el contacto siempre.

4. Sé generoso. Ten presente que más importante que pedir y exigir es dar
y compartir. Muéstrate solidario y dispuesto a brindarles a tus amigos la compañía, el apoyo y el cariño que necesitan.


domingo, 27 de enero de 2008

El poder mágico de la comunicación

"Todos podemos ser maestros y discípulos a la vez, si estamos lo suficientemente abiertos y atentos para reconocerlo"

Cuando no logramos tener relaciones personales satisfactorias, casi siempre terminamos pensando que es por culpa de los demás. No nos damos cuenta de que, tal vez, sean nuestra actitud y comportamiento equivocados, lo que nos mantiene alejados de ellos. Asumimos que lo estamos haciendo bien, que somos muy competentes y que son las demás personas las que deben cambiar su postura.

¿Te sientes solo en medio de un mundo lleno de personas diferentes a ti? ¿Te parece que nadie te entiende? Cuando una situación se repite en nuestra vida más de un par de veces es porque todavía tenemos que algo que aprender a través de ella. Y si diferentes personas, en momentos y lugares distintos, nos hacen el mismo comentario negativo o se comportan con nosotros de la misma mala manera, es porque los atraemos a nuestra vida con nuestra actitud y nuestro comportamiento para resolver algún asunto pendiente, para aprender algo, para cambiar alguna creencia o programación mental o para soltar y pasar la página definitivamente. Todos podemos ser maestros y discípulos a la vez, si estamos lo suficientemente abiertos y atentos para reconocerlo; así, lograremos salir de las situaciones difíciles más fácilmente y sin que nos lastimen tan profundamente, habiendo aprendido algo nuevo.

Cuando te encuentres otra vez en la misma situación, pregúntate: ¿qué puedo aprender de lo que me está pasando? ¿Qué es lo que estoy haciendo para estar de nuevo en esta situación? Porque sólo entendiendo que somos parcialmente responsables de lo que vivimos, podemos iniciar un trabajo de autoobservación que nos lleve a encontrar aquellas actitudes, comentarios o comportamientos negativos que pudieran ser la causa de los problemas que tenemos con otras personas en el trabajo o en la vida cotidiana, para cambiarlos por otros que nos estimulen a tener mejores relaciones personales. Si actuamos con sinceridad, educación y buen humor, seguramente ampliaremos nuestro círculo de amistad.

Claves para mejorar nuestra comunicación
Elegir las palabras al momento de expresarnos. Tener claro el mensaje que deseamos enviar y escoger las palabras o las frases más adecuadas para hacerlo, evitará que digamos cosas sin pensar y que puedan ser interpretadas de una manera equivocada.

Cuidar el tono emocional en la voz. Es muy importante estar atentos para no acompañar nuestros comentarios con emociones negativas, cargadas con el estrés y la tensión de nuestros procesos personales. Recordemos que los demás no tienen nada que ver con lo que nos pasa en otras áreas de la vida.

Ser conscientes de la expresión corporal. Muchas veces la expresión de nuestro rostro dice más que muchas palabras. Relaja tu cara, afloja el entrecejo y aunque la conversación que vas a tener sea seria dibuja una media sonrisa en tu rostro para suavizar tu expresión. Relaja tu cuerpo y evita realizar movimientos involuntarios que delaten tu tensión.

Evita los comentarios personales. Si la conversación es sobre trabajo, evita mezclarla con comentarios personales. Cuídate de no usar frases ácidas o con un doble sentido. Es preferible encontrar un momento aparte para hablar con esa persona con la que tienes un desacuerdo, y solucionarlo directamente.

Revisa tu nivel de exigencia. A veces somos muy exigentes con nosotros mismos y con los demás. Es posible que sin ser conscientes de ello, les exijamos a las otras personas mucho más de lo que en realidad pueden dar. Por eso es importante reconocer y aceptar las características personales de los demás.

Acércate a los demás con una sonrisa. En lugar de esperar a que las otras personas tomen la iniciativa de acercarse a nosotros, usemos un comentario casual y positivo, una frase amable o un cumplido para propiciar un acercamiento. Recordemos que mantener una actitud positiva, optimista y entusiasta siempre nos ayudará a iniciar relaciones con más facilidad.

¡Suelta el pasado, deja de preocuparte por el futuro, vive el presente, la vida es maravillosa, todo va a estar bien!

domingo, 20 de enero de 2008

Aceptarnos a nosotros mismos

Una autoestima sana se refleja en la confianza que tenemos en nuestras cualidades y talentos, en la capacidad de establecer límites

'Erase una vez un hermoso jardín que hacia las delicias de su dueño, quien se dedicaba a él en cuerpo y alma. Cada mañana, cruzaba el jardín, para llenar los cubos con el agua cristalina del arroyo. Luego, recorría el jardín para regar las flores. Él necesitaba dos cubos. Uno era fuerte y reluciente, recién comprado. El otro, en cambio, era viejo y le empezaban a pasar factura los años de servicio. Cada mañana, el jardinero llenaba los dos cubos. El nuevo que estaba muy orgulloso de sí mismo, era capaz de transportar el agua sin derramar una sola gota. El pobre cubo viejo se sentía acomplejado al mirar a su compañero de faena. Era consciente de que tenía muchos agujeros y de que había perdido gran parte del agua para cuando el jardinero alcanzaba las flores. A veces, los cubos conversaban mientras el jardinero los transportaba. El cubo nuevo decía: "Mira lo eficaz que soy. Menos mal que el jardinero me tiene a mí para asegurarse de que sus flores reciben suficiente agua cada día. No sé por qué pierde el tiempo contigo, lo único que haces es ocupar espacio en la caseta". El viejo respondía: "Yo sé, no sirvo para nada, pero lo hago lo mejor que puedo. Gracias a Dios, el jardinero sigue considerándome de utilidad".

Un día, el jardinero escuchó la conversación de los cubos. Al llegar a las flores, las regó como siempre: utilizó el cubo nuevo primero y después el cubo viejo, que, como era habitual, había perdido la mitad del agua. Luego les dijo: "Gracias a los dos por vuestro trabajo. Voy a dejaros de nuevo en la caseta y quiero que os fijéis atentamente en el camino". Ambos comprobaron que el lado del camino por el que el jardinero transportaba el cubo nuevo estaba seco, mientras que el del cubo viejo lucía un hermoso verdor, donde, en unas semanas, creció una bella hilera de flores que atravesaba el largo jardín".

Hay personas que, con frecuencia, ofrecen a los demás un trato más amable y respetuoso del que se dan a ellas mismas. Inclusive, están más dispuestas a sacrificar su tiempo y energía para complacer a otros, en lugar de hacer el mismo esfuerzo cuando ellas mismas lo necesitan. La autoestima es la capacidad que desarrollamos de aceptarnos y querernos a nosotros mismos, independientemente de lo que los demás piensen de nosotros. Valorarnos y tratarnos bien es la clave para conseguir el bienestar y el éxito.

Una autoestima sana se refleja en la confianza que tenemos en nuestras cualidades y talentos, en la capacidad de establecer límites justos en relación con otras personas; también, en la voluntad que tengamos para hacer todo aquello que nos haga sentir mejor y que nos impulse a conseguir nuestras metas.

Somos nosotros quienes les enseñamos a los demás como nos van a tratar. No permitas que alguien te maltrate física o emocionalmente, mereces sentirte querido y ser tratado con respeto y gentileza. Rodéate de personas que te aprecien y quítales el poder que les das a las personas que te afectan negativamente.

Una autoestima sana nos da una visión optimista y positiva de la vida. Además, nos convierte en personas felices y autosuficientes. No necesitamos tanto de la aprobación o de la motivación que nos puedan dar los demás y podemos disfrutar del derecho a elegir con quien vamos a relacionarnos.

Por eso, más importante que lo que los demás piensen de ti, es lo que tú creas de ti mismo.

Claves para valorarte más
Reconoce y acepta tus cualidades y talentos. Piensa en tus aspectos positivos en lugar de fijarte en tus limitaciones. Haz una lista con todos los aspectos positivos que posees y apóyate en ellos.

Haz cosas que te hagan sentir bien. Tú eres la persona que tiene que sentirse satisfecha con lo que hace y con el resultado de sus esfuerzos.

Atrévete a expresar lo que piensas con seguridad. Evita suponer lo que pensarán los demás de tus ideas y comentarios. Recuerda que siempre encontrarás personas afines con tu punto de vista. No seas crítico contigo mismo.

Cultiva tu individualidad. Cuando te comparas con los demás y quieres parecerte a otra persona, pierdes tu identidad. Acéptate como eres y anímate a ser auténtico en todo momento. Rescata tus valores.

domingo, 13 de enero de 2008

Es el momentode ser felices

Aprende a disfrutar cada momento, sin esperar a que sucedan eventos extraordinarios como ganarte la lotería o recibir una herencia"

Un sabio padre dejó de herencia a su hijo un bello manual de vida, producto de la experiencia de una existencia bien vivida. Éste comenzaba diciendo:
1. Trata de que siempre te recuerden como el mejor
amigo.
2. Nunca dejes pasar la oportunidad de salir a pasear.
3. Trata siempre de levantar tu cara para experimentar
la sensación del aire fresco y del viento en tu rostro.
4. Cuando veas a alguien que quieras, corre siempre
entusiasta a saludarle.
5. Practica siempre el respeto, la tolerancia, la
lealtad y la obediencia.
6. Siempre que puedas, duerme una siesta y estírate
antes de levantarte.
7. Muéstrate alegre y entusiasta, baila, corre y juega diariamente.
8. Sé siempre leal, sin importar las circunstancias.
9. Nunca pretendas ser lo que no eres, porque quedarás
en ridículo.
10. Si lo que deseas está lejos, fija tu vista en lo que quieres, espera la oportunidad y ve corriendo hasta encontrarlo, no lo dejes escapar.
11. Hazte respetar, deja que los demás sepan cuándo están invadiendo tu territorio
12. Cuando alguien querido esté triste o alterado, no
digas nada, sólo míralo con amor y siéntate cerca de él, acompañándolo sin molestar.
13. Cuando alguien te dirija unas palabras de reconocimiento o te toque con cariño, reacciona con entusiasmo y demuestra tu agrado.
14. Come siempre con gusto y entusiasmo, pero detente
cuando estés satisfecho.
15. Evita morder a los demás cuando tienes problemas.
16. Siempre guarda algo para el futuro, y cuando lo necesites cava hasta encontrarlo.
17. En los días calidos, acuéstate sobre tu espalda en la grama y disfruta del sol en tu cara.
18. Bebe mucha agua, y cuando te sientas cansado busca tu rincón preferido para tomar un descanso.
19. No importa cuantas veces seas censurado, no asumas ningún rencor y no te entristezcas.
20. Mantente siempre alerta, pero tranquilo.
21. Primero siempre tu familia y los amigos.
22. Sé consciente de la fuerza de tus dientes, pero por ningún motivo los uses con tus personas queridas.
23. Los amigos de tus amigos siempre serán tus amigos.
24. Sé delicado, paciente y protector de los niños, los ciegos y las personas mayores.

Con amor, de tu padre que te ama
FIDO (papá perro)

Siempre tenemos la posibilidad de volver a empezar; es decir, pasar la página para separar el pasado del presente y tomar la decisión de renovar nuestro estilo de vida. Aprende a disfrutar cada momento, sin esperar a que sucedan eventos extraordinarios como ganarte una lotería o recibir una herencia. Tampoco pienses que para ser feliz necesitas graduarte, casarte o tener hijos . Este es el momento para cambiar de actitud y comenzar a disfrutar de la vida. ¡Mereces ser feliz! Quítale importancia a las cosas que no la tienen, toma el control de tu vida y haz uso de tu poder de elegir; evita vivir para complacer a otros y sé tú mismo.

Tengo una amiga muy especial, alegre y entusiasta, que siempre me decía, a manera de broma, que tenía un pote de pintura rosada con el que pintaba cada situación difícil para afrontarla. Al igual que ella podemos tener nuestros recursos para minimizar la dificultad, de manera que podamos resolverla y superarla mas fácilmente.

Podemos elegir cuáles van a ser las reglas para hacer nuestro manual de vida, qué herramientas usaremos para manejar las situaciones que se nos presenten y con
qué actitud las afrontaremos. Nuestro bienestar depende, en gran medida, de lo que pensamos, sentimos y hacemos. Procuremos ser coherentes, de manera que nos convirtamos en una causa que genere o atraiga los efectos que deseamos vivir. Hoy puede ser el primer día del resto de nuestra vida, no permitamos que nada ni nadie nos robe la posibilidad de sentirnos bien con nosotros mismos, con la vida que llevamos y con quienes la compartimos.

¡Suelta el pasado, deja de preocuparte por el futuro, vive el presente, la vida es maravillosa, todo va a estar bien!

domingo, 6 de enero de 2008

Cuando correntiempos difíciles

"Hace falta poner un poco de distancia entre nosotros y la situación que nos afecta para recuperar la claridad mental que nos permita superarla"

Corrían tiempos difíciles en aquel pueblo. En su mejor época había sido una región muy conocida por la hospitalidad y la amabilidad de su gente. Pero un día todos comenzaron a pelearse y pronto la amistad se convirtió en rivalidad.
El alcalde sentía una gran preocupación por su gente, y a pesar de todos los esfuerzos que hacia para devolverles la tranquilidad y la armonía, no lo conseguía. El pueblo se fue convirtiendo en una ruina.
Un día llego un visitante. Parecía que supiera lo que estaba sucediendo porque fue directamente a ver al alcalde. Los dos se pusieron a conversar seriamente y el alcalde le contó con detalles lo que estaba sucediendo. El desconocido le dijo: "Yo tengo un secreto que le devolverá a todos la paz".
"Dígame cuál es", le preguntó el alcalde. "Pues muy sencillo, quiero informarle que uno de sus vecinos es El Mesías". El alcalde no podía creerlo, pero como se lo dijo con tanta seguridad y determinación, le concedió el beneficio de la duda.
El hombre no pudo aguantar y se lo contó a su mejor amigo. En unas horas, el pueblo entero conocía la noticia. Comenzaron a preguntarse quién sería. ¿Será el panadero?, ¿el cartero?, ¿la mujer que vende los huevos?
La expectativa y la curiosidad parecían no tener límites. Poco a poco comenzaron a mejorar la conducta y el ánimo de la gente. Comenzaron a tratarse con respeto y amabilidad porque no sabían quién de ellos podía ser. Vivían con un objetivo común, con la necesidad de buscar y encontrar algo valioso juntos, sin saber que el tesoro estaba dentro de cada uno de ellos.


Hay momentos en los que nos sentimos afectados por las circunstancias que rodean el conflicto que tenemos con otros hasta el punto que la tensión, la preocupación y la angustia trastornan nuestra manera de ser, convirtiéndonos en personas tan o más agresivas que aquellas a las que criticamos y juzgamos tan duramente por su comportamiento y actitud.
No podemos dejarnos atrapar por las emociones negativas, mucho menos por los comentarios que llevan la intención de encender en nosotros el miedo y la agresividad. No es con más violencia como vamos a recuperar el balance y la paz que tanto deseamos.
Hace falta poner un poco de distancia entre nosotros y la situación que nos afecta, de manera que podamos aquietar nuestras emociones y recuperar la claridad mental que nos permita observarla en su dimensión real, para manejarla y encontrar las herramientas que nos permitan resolverla y superarla.
Mientras más nos dejemos afectar y llenar de ideas y emociones negativas, más confusión tendremos al momento de analizar objetivamente la situación para resolverla, convirtiéndonos en víctimas inconscientes de aquellos que nos manipulan para su propio beneficio. ¡Mantengamos la calma! Recordemos que todo lo que sucede representa una oportunidad para aprender algo que necesitamos. Preguntémonos: ¿qué puedo hacer para aportar una idea o una acción concreta para darle solución a esta situación?
Detengámonos a tiempo de no seguir repitiendo actitudes y comportamientos que en lugar de ayudarnos a solucionar los conflictos y a recuperar la paz y el bienestar, contribuyan con el mantenimiento y la gravedad del mismo.

Herramientas para reconciliarnos
Libera las tensiones. Aprende a canalizar el estrés y la tensión. Realiza algún tipo de rutina física que te ayude en ese sentido. Aprende a establecer ciertos límites que protejan tu salud y bienestar. No tomes decisiones mientras te sientas afectado.
Escucha con atención. Aprende a escuchar las ideas o el punto de vista de otros sin engancharte emocionalmente y sin suponer o imaginar una doble intención. El juicio y la crítica afectan nuestra capacidad de análisis y de comprensión.
Expresa tus ideas. Anímate a compartir con otros lo que piensas, sin emoción, y con la intención de aportar claridad y solución a través de una buena comunicación. Cuida tus palabras y busca siempre establecer acuerdos.
¡Suelta el pasado, deja de preocuparte por el futuro, vive el presente, la vida es maravillosa, todo va a estar bien!

Preguntas y respuestas

¡Hola! Maytte. Tengo poco tiempo leyendo tus artículos, y han sido muy positivos para mí. Mi esposa dice que tengo problemas de carácter, que estallo con mucha facilidad y por pequeñeces. Yo creo que es ella la que me provoca con su manera de actuar, pues considero que soy una persona más bien tranquila. Nos puedes dar alguna herramienta para solucionar esta situación entre los dos. ¡Gracias de antemano! M. L.

Tal vez no puedas hacer nada directamente para cambiar la actitud o el comportamiento de tu esposa, pero sí puedes hacer algo para mejorar la situación. Mientras consideres que es ella la que te hace molestar, le estás dando la responsabilidad sobre tus actos. Le estás concediendo el poder de decidir sobre tu comportamiento. Mientras que si aceptas que eres tú
el que se altera, estás asumiendo la responsabilidad de tus actos y de tus reacciones, entonces podrás hacer algo concreto para cambiarlas. Tú puedes recuperar el control de tus actos, no dejando que sus comentarios o actitudes te afecten. Si bien no puedes influir en lo que ella haga o diga, sí puedes impedir que te afecte. Te sugiero que refuerces la seguridad en ti mismo, para que las opiniones de los demás no te afecten tanto. Nuestra seguridad nos permite rechazar cualquier agresión que nos llegue desde afuera, evitando que llegue adentro de nosotros y nos hiera.
Ten presente que hay una gran diferencia entre responderle a una persona o reaccionar. La primera es un acto consciente, claro, dirigido a sanar o solucionar un malentendido. Cuando respondes, muestras que las palabras de la otra persona no te han afectado y que puedes dar tu punto de vista con serenidad y seguridad. Mientras que la reacción es un acto inconsciente, fuera de control, motivado por la emoción que sentimos en el momento. La mayoría de las veces, cuando nos dejamos llevar por ésta, terminamos arrepintiéndonos de lo que dijimos o hicimos en ese momento.

¡Hola! Maytte. Estoy muy preocupada porque mi hermano menor se divorció hace siete meses, después de nueve años de casado. Ha pasado el tiempo, y no ha podido reconstruir su vida. Está siempre de mal humor y lo único que hace es trabajar. Si intentamos tocarle el tema, se molesta. T V.

Una ruptura sentimental puede hacernos sentir abandonados, traicionados e incapaces de continuar con nuestra vida, y a pesar de que tengamos a nuestro lado personas que insisten en que debemos superarlo, necesitamos tomar el tiempo necesario para aceptar lo que nos sucedió, vivir el duelo y sentirnos listos para pasar la página. En una separación, los hombres experimentan un vacío existencial más grande que el de la mayoría de las mujeres. Y es así porque ellas tienen vínculos emocionales fuera de la relación, con amigas, familia, compañeras de trabajo, en quienes se pueden apoyar en caso de una pérdida o una separación. Mientras que los hombres, evitan el contacto personal, y esto les impide desahogarse y reordenar su vida más rápidamente. Yo sé que es difícil ver sufrir a un ser querido sin que podamos hacer algo concreto para ayudarle, pero el amor debe darnos la fortaleza para comprenderlo, acompañarlo y animarlo, sin irrespetar de ninguna manera su proceso y su decisión. No te preocupes que con tu apoyo y la compañía de las personas que lo quieren, seguramente recuperará el balance y el control de su vida.

Querida Maytte, siempre me he considerado una persona muy segura. Pero, últimamente, me siento temerosa de lo que pueda pasar, y me afectan mucho las noticias negativas. Lo que quiero es un comentario positivo tuyo que me ayude a recuperar la confianza y la calma. ¡Gracias! M.E. L.

Cuando te sientas asustada por el futuro y por los cambios, sumérgete con confianza en el presente. Aprende a poner toda tu atención en lo que tienes que hacer en el momento y verás como la preocupación desaparecerá rápidamente. Vamos, disfruta del regalo de estar viva y sólo cuídate de no dejarte atrapar por el efecto que puedan causar los comentarios negativos. Recuerda que el futuro no ha llegado todavía y usa tus recursos internos para fortalecer la seguridad y ganar serenidad.

domingo, 30 de diciembre de 2007

¡Feliz año Nuevo!

"El término de un año y el comienzo de otro nos permite hacer una pausa para reflexionar, corregir el rumbo y tener la oportunidad de volver a empezar"

Hace muchos años, un becerro perdido tuvo que atravesar el bosque virgen para volver a su pradera. Como estaba desesperado buscando su rebaño, abrió un sendero tortuoso, lleno de curvas, atravesando matorrales espesos, subiendo y bajando colinas. Días después, un desprevenido perro usó el mismo camino para atravesar el bosque. Después, fue un carnero con su rebaño que viendo el espacio abierto los hizo seguir por ahí. Más tarde, los hombres comenzaron a usar el difícil sendero, siguiendo la costumbre. Se quejaban y se fastidiaban por lo largo y difícil que este era, pero ninguno hacia nada para mejorarlo o elegir otro. Algunos años después, con tanto uso, el sendero acabo por convertirse en un camino real; las personas gastaban todo el día para cruzar el bosque, trayecto que se podía recorrer en unas pocas horas si hubiesen abierto un sendero nuevo. Mientras tanto, un águila que observaba desde el cielo se reía al ver que los hombres tienen la ciega tendencia rutinaria de seguir la vía que ya está abierta, sin preguntarse siquiera si habrá acaso una mejor opción, y sin la iniciativa de hacer su propio camino a riesgo de perderse o de descubrir paisajes más bellos y un sendero más fácil y divertido.


Cuántos de nosotros seguimos caminando por el sendero que abrieron otros, perdiendo nuestra energía y esfuerzo en alcanzar metas o sueños ajenos; sin detenernos a preguntarnos si nos sentimos a gusto en él o si, por el contrario, quisiéramos elegir nuestro propio camino… La mayoría de las veces es el temor, la dependencia y hasta la comodidad lo que nos lo impide.

En esta época hacemos una especie de inventario personal de lo que ha sido nuestro año. Las dificultades, las pérdidas, la confusión, la falta de voluntad y coraje seguramente influenciaron el balance negativo. Si es así, ¡no te sientas mal! Recuerda que el pasado ya pasó y que, en todo caso, estás cerrando un ciclo que te permitirá comenzar otro que puede ser diferente.

El término de un año y el comienzo de otro nos permite hacer una pausa para reflexionar, corregir el rumbo y tener la oportunidad de volver a empezar.
Hay unas preguntas claves que nos pueden llevar a cambiar el rumbo y hacer que este nuevo año sea diferente. Son muy sencillas, pero vitales y difíciles de responder: ¿Qué es lo que deseamos tener, experimentar o sentir en este nuevo año?, ¿qué queremos de la vida? Seguramente muchos responderán: "Quiero ser feliz", "tener éxito", "quiero sentirme mejor"... pero esto puede resultar muy difuso, por eso debemos ser más claros y específicos.

El principal obstáculo para conseguir la felicidad consiste en no saber exactamente lo que queremos. Saberlo es un proceso parecido a pelar una cebolla; deberemos empezar a quitar capas, una por una, hasta encontrar ese punto, ese sueño o ese propósito que nos llene de alegría, de motivación, de energía.

Pasos para cumplir con nuestros propósitos
Detén tu carrera alocada. Esta época es propicia para bajar la velocidad y tranquilizarnos. Es importante preparar la mente y el espíritu para encontrar la respuesta que cambiará el resto de tus días.

Proyecta tu vida en cinco años. Piensa en qué te gustaría hacer por el resto de tu vida.

Haz una lista con todo lo que te gusta. Recuerda que no anotarás aquellas ideas que otros te sugieran. Rescata tus viejos sueños, y ponle empeño a este proceso.

Pregúntate qué te gustaría cambiar. ¿Te sientes a gusto con la vida que llevas? Piensa en qué estarías dispuesto a cambiar o a mejorar. ¡Atrévete a cambiar tu rutina!

Busca la inspiración. Después de elaborar estas dos listas, revísalas con calma. Estoy segura de que a través de ellas descubrirás fácilmente el norte y la nueva dirección que le darás a tus días.

Crea la estrategia. Necesitas definir cómo vas a conseguir tus propósitos. Comienza por ordenarlos, dándoles un número que indique su prioridad. Luego, elabora un plan de acción con metas a corto y a largo plazo. Eso sí, debes sentir el deseo genuino de incorporar a tu vida esa serie de cambios. ¡Arriésgate a vivir como quieres, y aprende a sentirte a gusto contigo, con las personas que te rodean y con la vida que lleves!

¡Que tengas un Año Nuevo Feliz! Te Quiero mucho, Maytte.

domingo, 23 de diciembre de 2007

Paz y prosperidad

"Busca el verdadero espíritu de la Navidad y rescata su significado. Detén tu loca carrera sin sentido, cambia la forma de tu celebración"

'José, anoche tuve un sueño… y no lo pude comprender, realmente no, pero creo que se trataba del cumpleaños de nuestro hijo; ya recuerdo, creo que sí era acerca de eso. La gente estaba haciendo los preparativos con muchos días de anticipación. Pintaban sus casas, las decoraban con bellos adornos y luces.
Salían de compras muchas veces y adquirían costosos regalos. Los envolvían con hermosos papeles y los ataban con preciosos lazos, todo lo colocaban debajo de un árbol. Sí, un árbol, José, dentro de una casa.
Esta gente decoraba el árbol también. Sus ramas estaban llenas de esferas y adornos que brillaban. Había una figura en lo alto del árbol, me parecía ver una estrella o un ángel. ¡Oh! Era verdaderamente hermoso.
Toda la gente estaba corriendo como angustiadas y con caras muy serias, a pesar de que se escuchaba una música muy hermosa. La noche del cumpleaños de nuestro hijo, los niños estaban emocionados por los regalos; pero, curiosamente, después de abrirlos los abandonaban, José. Los adultos aparte, comían deliciosas viandas y tomaban mucho vino hasta caer. Pero al final de la fiesta nadie se veía feliz, ni los niños ni los adultos.
¿Sabes?, Tampoco vi ningún regalo para mi hijo, creo que ni siquiera lo tuvieron en cuenta, pues nunca mencionaron su nombre; ¿no te parece extraño que la gente se meta en tantos problemas para celebrar el cumpleaños de alguien que ni siquiera conocen? Tuve la extraña sensación de que si nuestro hijo hubiera estado en la celebración, hubiese sido un intruso solamente".
"María, no te preocupes -dijo José-, fue simplemente un mal
sueño, vuélvete a dormir".


Llegó la Navidad, el estrés, los gastos sin medida, las tiendas llenas, llega el trafico insoportable, pero también llega el tiempo de compartir con los amigos y la familia…
No te quejes ni te desesperes, busca el verdadero espíritu de la Navidad y rescata su significado. Detén tu loca carrera sin sentido, toma la decisión de cambiar la forma de tu celebración; libérate del estrés, la autoexigencia, la necesidad de complacer a los demás o de hacer cosas que no deseas y reemplázalos por la serenidad, la alegría, el disfrute, la confianza, la caridad y la fe que te da fortaleza e ilumina tus días. La Navidad es la época más especial del año, pues muchas personas alrededor del mundo se conectan como tú a los mejores y más positivos sentimientos, para llenarse de alegría, del deseo de compartir, del sentimiento de celebración, de familia, de amigos, de abundancia, de amor, de reflexión y de tradición....

Es un tiempo mágico en el que disponemos del permiso para expresar nuestros más nobles sentimientos por medio de regalos, detalles, palabras amables, sonrisas, encuentros agradables y divertidos, comida casera y deliciosa, abrazos, besos, felicitaciones y cumplidos...

Una época especial para lograr el acercamiento y el compartir con los amigos y la familia, de manera que podamos reforzar y nutrir el vínculo del amor y la amistad. También es tiempo para dejarse llevar por los sentimientos de solidaridad y de generosidad, dejando fluir libremente nuestro afecto, cariño y comprensión hacia una persona que nos necesite.

La Navidad es tiempo de celebración, regalos esenciales, niños, alegría y familia. También, es época propicia para el reencuentro con nosotros mismos, con la divinidad y con los demás.

Logremos que las frases que repetimos muchas veces como: "Feliz Navidad y próspero Año Nuevo", "Que seas muy feliz"… vayan acompañadas de nuestro mejores sentimientos y deseos. Recordemos que podemos ser un instrumento que suavice la vida o el momento de otra persona con nuestras palabras, gestos y detalles.

Deseo que los buenos sentimientos que estimula la Navidad se queden contigo y te acompañen a vivir mejor cada día a lo largo del nuevo año. Que este sea un tiempo para nuevos comienzos, para el fortalecimiento de tus relaciones a través del amor, para que tus sueños se cumplan y para que vuelvas al reencuentro contigo mismo y con la presencia de Dios.

Que esta Navidad sea el comienzo de una nueva y maravillosa etapa en tu vida. Sumérgete en el espíritu navideño y disfruta de todas las manifestaciones de su magia en tu vida. Vamos, pon en marcha tu imaginación y el deseo de llenar tu vida
y la de los tuyos con sentimientos y pensamientos alegres y positivos.

¡FELIZ NAVIDAD! Con amor, Maytte.

domingo, 16 de diciembre de 2007

LO QUE RECIBES AL DAR

Un hombre agobiado y desilusionado, pero muy sencillo y completamente analfabeta, tocó a las puertas de un monasterio, pues tenía el deseo genuino de sanar y de darle un sentido a su vida. Los monjes pensaron que era tan simple, que no tendría la capacidad de entender las escrituras, pero, como lo notaron tan interesado, le dijeron: El templo no tiene capacidad para más alumnos en el momento, pero, si quieres, por comida, barrer nuestro jardín, eres bienvenido. El hombre se dedicó a barrer minuciosamente el jardín todos los días, sin pedir, sin reclamar, sin cobrar. Con el tiempo, los monjes notaron que se veía tranquilo, gozoso y equilibrado. Emanaba tanta paz y luz, que reconocieron que había alcanzado la iluminación. Extrañados le preguntaron si había hecho algún tipo depráctica, rito u oración, que ellos desconocieran. Pero el hombre, humildemente, les dijo: "No, sólo me he dedicado a limpiar el jardín con amor, y al mismo tiempo que barría, pensaba en que lo hacía también en mi interior, y sacaba poco a poco, de mi corazón, el odio, el egoísmo y el resentimiento".

Muchas veces una sencilla acción hecha con conciencia y buena intención, sin pedir o esperar nada a cambio, nos beneficia más que cualquier otra práctica compleja para aumentar nuestro bienestar. Cuando sentimos compasión, cariño, solidaridad, culpa, obligación… cualquiera de estos sentimientos nos impulsa a compartir parte de nuestra energía, tiempo o dinero.

No tienes que realizar grandes acciones y sacrificios para compartir un poco de generosidad con otros. Una pequeña acción, positiva y concreta, dirigida a brindar nuestra ayuda y apoyo, puede ser suficiente para suavizar sus vidas e iluminar la nuestra.

En la medida en que logras alinear tus actos cotidianos con los valores esenciales, adquieres mayor fortaleza y mejoras tu relación con las personas que te rodean. Anímate a compartir un poco más cada día y te sentirás mucho más feliz y saludable. Hay pocas actitudes tan satisfactorias como la de celebrar el éxito, el logro y la felicidad de los demás. Algunos piensan que si los otros son felices, ellos tendrán menos felicidad para disfrutar.

Inclusive los pensamientos de egoísmo y avaricia nos hacen creer que deberíamos cerrar y blindar nuestro círculo de bienestar y prosperidad, para no correr el riesgo de que otros nos quiten lo que con tanto esfuerzo hemos atesorado.

Otros piensan que no disponen de nada para dar, pues sus recursos materiales son limitados. El dinero es lo más fácil de aportar, pero siempre podemos animarnos a brindar alegría, apoyo, cariño, experiencia y conocimiento, permitiéndonos realmente experimentar la sensación de lleno y plenitud que produce dar.

Se ha demostrado que aquellas personas que ayudan o le prestan algún tipo de servicio a otros que se encuentran en una condición o situación de mayor limitación, aumentan y fortalecen la confianza en sí mismos, la autoestima y el aprecio por la vida. A menudo nos ocurre que ayudamos a otros en aquellas áreas en las que estamos más carentes y necesitados. Deja de esperar y comienza a dar, para que sea la vida la que encuentre los instrumentos idóneos para devolvértelo en el momento justo. Siéntete dispuesto y disponible a brindar tu apoyo a través de una palabra, un gesto, un detalle o una acción generosa y desinteresada dirigida a suavizar la vida o el momento de otra persona.

Maneras sencillas de practicar el dar
Dile muchas veces a tus seres queridos que los quieres.
Ponte en el lugar de la otra persona para comprenderle.
Haz un trabajo voluntario y desinteresado.
Enseña a tus hijos, con el ejemplo, a compartir.
Practica el perdón desde el corazón.
Sostén la puerta para que otros pasen.
Quédate unos minutos más en la oficina para
ayudar a un compañero a terminar su trabajo.
Cede el puesto a una persona que lo necesite.
Ofrécete para cuidar o recoger a los hijos de un amigo.
Escucha con atención e interés cuando te hablen.
Sirve como un elemento de reconciliación.
Ayuda a una persona que va cargada con sus paquetes.
Comparte las buenas noticias.
Compra algo de comida para alguien que tenga hambre.
Comparte frases de reconocimiento con quienes prestan un servicio
o hacen un trabajo con excelencia.

domingo, 9 de diciembre de 2007

Reducir la velocidad

Muchas veces un comentario negativo, el tener que enfrentar una situación difícil de aceptar... suponen una sobrecarga complicada de manejar"

Cuando atravesamos por un período lleno de preocupaciones, tensiones, conflictos o temores, el agotamiento y la alteración nos impiden reconocer y disfrutar los aspectos positivos que también tiene nuestra vida; inclusive, hasta nos quitan la claridad mental que necesitamos para analizar objetivamente nuestra situación, de manera que podamos tomar la decisión más acertada para actuar de la mejor manera.

Muchas veces un comentario negativo, el tener que enfrentar una situación difícil de aceptar, o la presión que sufrimos por todas las responsabilidades y los compromisos que tenemos suponen una sobrecarga complicada de manejar. Por esta razón, es bueno intentar bajar la velocidad con la que llevamos nuestra vida, a tiempo de preguntarnos si podremos continuar con ese ritmo por mucho más tiempo.

Generalmente nos obligamos a continuar adelante con nuestra actividad, sin darnos el tiempo y el permiso necesarios para detenernos un poco, y recuperar el balance y la claridad mental que nos hace falta. Le exigimos a nuestro cuerpo la vitalidad que ya no puede darnos producto del estado de estrés en el que nos encontramos.

Reaccionamos agresivamente a los cambios y exigencias de nuestro entorno, el tráfico nos desespera, todo lo que suponemos que puede pasar en el futuro nos inquieta, la situación económica nos quita el sueño y hasta discutimos con las personas que más queremos. Cuando el estrés y la tensión sobrepasan el límite
de lo que podemos manejar, comenzamos a perder nuestro bienestar y la
capacidad de gerenciar nuestra vida.

Algunas emociones como la rabia, la frustración, el miedo, la tristeza o la envidia nos hacen perder la energía que necesita nuestro cuerpo para funcionar con la vitalidad y la claridad mental que necesitamos para ser objetivos al momento de actuar o de tomar una decisión. ¿Sabías que sólo unos pocos minutos de rabia pueden hacernos gastar más energía vital que un día de trabajo físico?

Salir huyendo de las situaciones difíciles como si así pudiéramos evitarlas, no nos librará de ellas. Por el contrario, nos obligará a repetirlas en otro momento, porque seguirá siendo un tema pendiente por resolver. ¡Vale la pena reunir el valor y las herramientas necesarias para afrontarlas y resolverlas!

Es importante mantener la calma, porque mientras más tiempo pases afectado emocionalmente, más difícil te será superarlo, desarrollar una actitud positiva, tener una visión optimista de la situación y evitar sentirte víctima de los demás o de la vida.
Recuerda que todos somos parcialmente responsables de las situaciones que vivimos.

Claves para recuperar el balance
Busca las causas del estrés. Revisa tu rutina diaria e identifica aquellas situaciones que te causan tensión como, por ejemplo, tratar de resolver algo que no depende de ti, tener más compromisos o responsabilidades de las que puedes manejar, la autoexigencia, el perfeccionismo, problemas de relación con otras personas…
Y pregúntate qué puedes hacer para resolverlas.

Tranquiliza tu mente. Evita darle vueltas en tu cabeza, una y otra vez, a aquella situación que te preocupa o que te afecta. Practica dejar de pensar por unos minutos concentrando tu atención en cada cosa que haces. Trae tu mente al momento presente cada vez que sea necesario.

Acepta lo que no puedes cambiar. Cuando te encuentres en situaciones difíciles o inevitables, es importante que asumas tu realidad sin fantasear o imaginar que será distinto. Esto te ayudará a enfrentar la situación con fortaleza y optimismo, confiando en tus capacidades y en la presencia de La Divinidad a tu lado para ayudarte a superarla con el tiempo.

Usa tu libre albeldrio. Cuando te encuentres involucrado en un comportamiento
que no te reporta ningún beneficio y que solamente te desgasta y consume energía, recuerda que puedes elegir dejar de hacerlo. Pregúntate: ¿Por qué estoy haciendo esto?, ¿A quién beneficio con esta actitud? Seguramente descubrirás que puedes cambiar de actitud y dejar de repetir ese hábito o esa actuación que te causa tanto daño.

¡Suelta el pasado, deja de preocuparte por el futuro, vive el presente, la vida es maravillosa, todo va a estar bien!

¡Hola! Maytte. Mis amigas dicen que soy una persona muy negativa porque me preocupo por todo. Vivo con mucho temor, no quiero salir, me preocupa mi economía, a pesar de que nunca he tenido algún problema de dinero. Quiero cambiar mi manera de pensar para dejar de preocuparme tanto y vivir más como ellas, sin pensar en el futuro. A F.

Muchas de las imágenes negativas que se crean en nuestra mente y que alimentan nuestros temores e inseguridades nos hacen perder la tranquilidad y hasta se convierten en la causa de nuestro fracaso en un momento dado. La mayoría de las veces lo que nos preocupa nunca sucede, pero si lo permitimos nos desgasta emocional y mentalmente, robándonos la posibilidad de ser felices. Podemos pasarnos el resto de la vida preocupados por lo que suponemos que sucederá, pero lejos de mejorar las cosas, acabaremos con la tranquilidad, la claridad mental y la eficiencia que necesitamos para afrontar y cumplir con nuestra actividad diaria, pues la preocupación nos paraliza. ¡No pienses tanto! Atrévete a enfrentar con valentía y determinación todo lo que te preocupa y minimiza tu temor. Pregúntate: ¿qué es lo peor que puede suceder? Imagínalo, asúmelo y resuélvelo mentalmente.

Luego concentra toda tu atención en cada cosa que haces o experimentas en el momento presente. No hay nada mejor para despejar la cabeza que hacer un poco de ejercicio al aire libre. Una buena caminata puede ser suficiente para desintoxicar la mente y renovar el espíritu.

¡Hola! Maytte. Te leo todos los domingos y ahora te veo el fin de semana en la TV. ¡Me encanta! Tengo un amigo que acaba de perder la última esperanza que tenía de recuperar a su ex pareja. Estuvieron cinco años casados, y ella tomó la decisión de terminar hace casi un año. Pero mi amigo seguía enamorado ycon la ilusión de que ella se arrepintiera y le diera otra oportunidad. Hace unos meses la vio con otra persona, estuvo muy mal, pero ahora dice que quiere superarlo para continuar con su vida. ¿Cómo podemos ayudarlo? C S.

Cuando terminamos con un ciclo en nuestra vida experimentamos la sensación de pérdida
del sentido y la dirección que teníamos. Es natural que se sienta desanimado y confundido. Podemos permanecer mucho tiempo inmersos en un sentimiento de pérdida, deprimiéndonos
y recordando todo lo que pasó, sintiéndonos víctimas y sufriendo por algo que no podemos cambiar, porque depende de la voluntad y los sentimientos de la otra persona. Sin
importar las palabras y el esfuerzo que otros hagan para sacarnos de ahí, sólo lo haremos cuando estemos listos para aceptar, soltar, pasar la página y volver a comenzar. Algunas sugerencias para tu amigo: Toma la responsabilidad de tu vida emocional y serénate. Recuerda que todo lo que termina o sale de nuestra vida aun en contra de nuestros deseos, representa una oportunidad para ganar libertad, madurez y sabiduría. Suelta el pasado y concéntrate
en el presente. Ponte metas y trabaja para conseguirlas. Acompáñate de personas positivas y entusiastas que te apoyen y animen a superarlo y a retomar tu vida.

¡Hola! Maytte. En realidad no sé si es un problema o más bien una reflexión lo que quiero compartir contigo. Mi esposa dice que no sé conservar amigos. Que sólo los busco cuando los necesito y que por eso estoy solo la mayor parte del tiempo. Yo nunca he sido de muchos amigos, pero mi esposa sí, y me preocupa alejarla de sus amistades por mi actitud. R T.

Para algunas personas la amistad es más bien una relación pasiva que se da y se mantiene como por arte de magia. Ellas piensan que son los demás los que deben acercarse o estar ahí en el momento en que los necesiten. Pero, ¿cómo puede una relación de amistad mantenerse en el tiempo, sin que exista el esfuerzo y el compromiso por parte de los dos?
Es importante pensar en la amistad como en una calle de doble vía, de manera que siempre estemos dispuestos a compartir, a considerar, a comprender y a tener presente a los amigos. Sal de la pasividad donde te encuentras, vence cualquier temor o inseguridad que te impida acercarte y compartir con los demás, y conviértete en una persona animada, con la iniciativa
de pasar un buen momento con tus amigos. La amistad es una de las relaciones con más significado en nuestra vida, y ahora que somos adultos, los amigos especiales se convierten
en la extensión de nuestra familia y en tíos de nuestros hijos.