"Hace falta poner un poco de distancia entre nosotros y la situación que nos afecta para recuperar la claridad mental que nos permita superarla"
Corrían tiempos difíciles en aquel pueblo. En su mejor época había sido una región muy conocida por la hospitalidad y la amabilidad de su gente. Pero un día todos comenzaron a pelearse y pronto la amistad se convirtió en rivalidad.
El alcalde sentía una gran preocupación por su gente, y a pesar de todos los esfuerzos que hacia para devolverles la tranquilidad y la armonía, no lo conseguía. El pueblo se fue convirtiendo en una ruina.
Un día llego un visitante. Parecía que supiera lo que estaba sucediendo porque fue directamente a ver al alcalde. Los dos se pusieron a conversar seriamente y el alcalde le contó con detalles lo que estaba sucediendo. El desconocido le dijo: "Yo tengo un secreto que le devolverá a todos la paz".
"Dígame cuál es", le preguntó el alcalde. "Pues muy sencillo, quiero informarle que uno de sus vecinos es El Mesías". El alcalde no podía creerlo, pero como se lo dijo con tanta seguridad y determinación, le concedió el beneficio de la duda.
El hombre no pudo aguantar y se lo contó a su mejor amigo. En unas horas, el pueblo entero conocía la noticia. Comenzaron a preguntarse quién sería. ¿Será el panadero?, ¿el cartero?, ¿la mujer que vende los huevos?
La expectativa y la curiosidad parecían no tener límites. Poco a poco comenzaron a mejorar la conducta y el ánimo de la gente. Comenzaron a tratarse con respeto y amabilidad porque no sabían quién de ellos podía ser. Vivían con un objetivo común, con la necesidad de buscar y encontrar algo valioso juntos, sin saber que el tesoro estaba dentro de cada uno de ellos.
Hay momentos en los que nos sentimos afectados por las circunstancias que rodean el conflicto que tenemos con otros hasta el punto que la tensión, la preocupación y la angustia trastornan nuestra manera de ser, convirtiéndonos en personas tan o más agresivas que aquellas a las que criticamos y juzgamos tan duramente por su comportamiento y actitud.
No podemos dejarnos atrapar por las emociones negativas, mucho menos por los comentarios que llevan la intención de encender en nosotros el miedo y la agresividad. No es con más violencia como vamos a recuperar el balance y la paz que tanto deseamos.
Hace falta poner un poco de distancia entre nosotros y la situación que nos afecta, de manera que podamos aquietar nuestras emociones y recuperar la claridad mental que nos permita observarla en su dimensión real, para manejarla y encontrar las herramientas que nos permitan resolverla y superarla.
Mientras más nos dejemos afectar y llenar de ideas y emociones negativas, más confusión tendremos al momento de analizar objetivamente la situación para resolverla, convirtiéndonos en víctimas inconscientes de aquellos que nos manipulan para su propio beneficio. ¡Mantengamos la calma! Recordemos que todo lo que sucede representa una oportunidad para aprender algo que necesitamos. Preguntémonos: ¿qué puedo hacer para aportar una idea o una acción concreta para darle solución a esta situación?
Detengámonos a tiempo de no seguir repitiendo actitudes y comportamientos que en lugar de ayudarnos a solucionar los conflictos y a recuperar la paz y el bienestar, contribuyan con el mantenimiento y la gravedad del mismo.
Herramientas para reconciliarnos
Libera las tensiones. Aprende a canalizar el estrés y la tensión. Realiza algún tipo de rutina física que te ayude en ese sentido. Aprende a establecer ciertos límites que protejan tu salud y bienestar. No tomes decisiones mientras te sientas afectado.
Escucha con atención. Aprende a escuchar las ideas o el punto de vista de otros sin engancharte emocionalmente y sin suponer o imaginar una doble intención. El juicio y la crítica afectan nuestra capacidad de análisis y de comprensión.
Expresa tus ideas. Anímate a compartir con otros lo que piensas, sin emoción, y con la intención de aportar claridad y solución a través de una buena comunicación. Cuida tus palabras y busca siempre establecer acuerdos.
¡Suelta el pasado, deja de preocuparte por el futuro, vive el presente, la vida es maravillosa, todo va a estar bien!
Preguntas y respuestas
¡Hola! Maytte. Tengo poco tiempo leyendo tus artículos, y han sido muy positivos para mí. Mi esposa dice que tengo problemas de carácter, que estallo con mucha facilidad y por pequeñeces. Yo creo que es ella la que me provoca con su manera de actuar, pues considero que soy una persona más bien tranquila. Nos puedes dar alguna herramienta para solucionar esta situación entre los dos. ¡Gracias de antemano! M. L.
Tal vez no puedas hacer nada directamente para cambiar la actitud o el comportamiento de tu esposa, pero sí puedes hacer algo para mejorar la situación. Mientras consideres que es ella la que te hace molestar, le estás dando la responsabilidad sobre tus actos. Le estás concediendo el poder de decidir sobre tu comportamiento. Mientras que si aceptas que eres tú
el que se altera, estás asumiendo la responsabilidad de tus actos y de tus reacciones, entonces podrás hacer algo concreto para cambiarlas. Tú puedes recuperar el control de tus actos, no dejando que sus comentarios o actitudes te afecten. Si bien no puedes influir en lo que ella haga o diga, sí puedes impedir que te afecte. Te sugiero que refuerces la seguridad en ti mismo, para que las opiniones de los demás no te afecten tanto. Nuestra seguridad nos permite rechazar cualquier agresión que nos llegue desde afuera, evitando que llegue adentro de nosotros y nos hiera.
Ten presente que hay una gran diferencia entre responderle a una persona o reaccionar. La primera es un acto consciente, claro, dirigido a sanar o solucionar un malentendido. Cuando respondes, muestras que las palabras de la otra persona no te han afectado y que puedes dar tu punto de vista con serenidad y seguridad. Mientras que la reacción es un acto inconsciente, fuera de control, motivado por la emoción que sentimos en el momento. La mayoría de las veces, cuando nos dejamos llevar por ésta, terminamos arrepintiéndonos de lo que dijimos o hicimos en ese momento.
¡Hola! Maytte. Estoy muy preocupada porque mi hermano menor se divorció hace siete meses, después de nueve años de casado. Ha pasado el tiempo, y no ha podido reconstruir su vida. Está siempre de mal humor y lo único que hace es trabajar. Si intentamos tocarle el tema, se molesta. T V.
Una ruptura sentimental puede hacernos sentir abandonados, traicionados e incapaces de continuar con nuestra vida, y a pesar de que tengamos a nuestro lado personas que insisten en que debemos superarlo, necesitamos tomar el tiempo necesario para aceptar lo que nos sucedió, vivir el duelo y sentirnos listos para pasar la página. En una separación, los hombres experimentan un vacío existencial más grande que el de la mayoría de las mujeres. Y es así porque ellas tienen vínculos emocionales fuera de la relación, con amigas, familia, compañeras de trabajo, en quienes se pueden apoyar en caso de una pérdida o una separación. Mientras que los hombres, evitan el contacto personal, y esto les impide desahogarse y reordenar su vida más rápidamente. Yo sé que es difícil ver sufrir a un ser querido sin que podamos hacer algo concreto para ayudarle, pero el amor debe darnos la fortaleza para comprenderlo, acompañarlo y animarlo, sin irrespetar de ninguna manera su proceso y su decisión. No te preocupes que con tu apoyo y la compañía de las personas que lo quieren, seguramente recuperará el balance y el control de su vida.
Querida Maytte, siempre me he considerado una persona muy segura. Pero, últimamente, me siento temerosa de lo que pueda pasar, y me afectan mucho las noticias negativas. Lo que quiero es un comentario positivo tuyo que me ayude a recuperar la confianza y la calma. ¡Gracias! M.E. L.
Cuando te sientas asustada por el futuro y por los cambios, sumérgete con confianza en el presente. Aprende a poner toda tu atención en lo que tienes que hacer en el momento y verás como la preocupación desaparecerá rápidamente. Vamos, disfruta del regalo de estar viva y sólo cuídate de no dejarte atrapar por el efecto que puedan causar los comentarios negativos. Recuerda que el futuro no ha llegado todavía y usa tus recursos internos para fortalecer la seguridad y ganar serenidad.
Corrían tiempos difíciles en aquel pueblo. En su mejor época había sido una región muy conocida por la hospitalidad y la amabilidad de su gente. Pero un día todos comenzaron a pelearse y pronto la amistad se convirtió en rivalidad.
El alcalde sentía una gran preocupación por su gente, y a pesar de todos los esfuerzos que hacia para devolverles la tranquilidad y la armonía, no lo conseguía. El pueblo se fue convirtiendo en una ruina.
Un día llego un visitante. Parecía que supiera lo que estaba sucediendo porque fue directamente a ver al alcalde. Los dos se pusieron a conversar seriamente y el alcalde le contó con detalles lo que estaba sucediendo. El desconocido le dijo: "Yo tengo un secreto que le devolverá a todos la paz".
"Dígame cuál es", le preguntó el alcalde. "Pues muy sencillo, quiero informarle que uno de sus vecinos es El Mesías". El alcalde no podía creerlo, pero como se lo dijo con tanta seguridad y determinación, le concedió el beneficio de la duda.
El hombre no pudo aguantar y se lo contó a su mejor amigo. En unas horas, el pueblo entero conocía la noticia. Comenzaron a preguntarse quién sería. ¿Será el panadero?, ¿el cartero?, ¿la mujer que vende los huevos?
La expectativa y la curiosidad parecían no tener límites. Poco a poco comenzaron a mejorar la conducta y el ánimo de la gente. Comenzaron a tratarse con respeto y amabilidad porque no sabían quién de ellos podía ser. Vivían con un objetivo común, con la necesidad de buscar y encontrar algo valioso juntos, sin saber que el tesoro estaba dentro de cada uno de ellos.
Hay momentos en los que nos sentimos afectados por las circunstancias que rodean el conflicto que tenemos con otros hasta el punto que la tensión, la preocupación y la angustia trastornan nuestra manera de ser, convirtiéndonos en personas tan o más agresivas que aquellas a las que criticamos y juzgamos tan duramente por su comportamiento y actitud.
No podemos dejarnos atrapar por las emociones negativas, mucho menos por los comentarios que llevan la intención de encender en nosotros el miedo y la agresividad. No es con más violencia como vamos a recuperar el balance y la paz que tanto deseamos.
Hace falta poner un poco de distancia entre nosotros y la situación que nos afecta, de manera que podamos aquietar nuestras emociones y recuperar la claridad mental que nos permita observarla en su dimensión real, para manejarla y encontrar las herramientas que nos permitan resolverla y superarla.
Mientras más nos dejemos afectar y llenar de ideas y emociones negativas, más confusión tendremos al momento de analizar objetivamente la situación para resolverla, convirtiéndonos en víctimas inconscientes de aquellos que nos manipulan para su propio beneficio. ¡Mantengamos la calma! Recordemos que todo lo que sucede representa una oportunidad para aprender algo que necesitamos. Preguntémonos: ¿qué puedo hacer para aportar una idea o una acción concreta para darle solución a esta situación?
Detengámonos a tiempo de no seguir repitiendo actitudes y comportamientos que en lugar de ayudarnos a solucionar los conflictos y a recuperar la paz y el bienestar, contribuyan con el mantenimiento y la gravedad del mismo.
Herramientas para reconciliarnos
Libera las tensiones. Aprende a canalizar el estrés y la tensión. Realiza algún tipo de rutina física que te ayude en ese sentido. Aprende a establecer ciertos límites que protejan tu salud y bienestar. No tomes decisiones mientras te sientas afectado.
Escucha con atención. Aprende a escuchar las ideas o el punto de vista de otros sin engancharte emocionalmente y sin suponer o imaginar una doble intención. El juicio y la crítica afectan nuestra capacidad de análisis y de comprensión.
Expresa tus ideas. Anímate a compartir con otros lo que piensas, sin emoción, y con la intención de aportar claridad y solución a través de una buena comunicación. Cuida tus palabras y busca siempre establecer acuerdos.
¡Suelta el pasado, deja de preocuparte por el futuro, vive el presente, la vida es maravillosa, todo va a estar bien!
Preguntas y respuestas
¡Hola! Maytte. Tengo poco tiempo leyendo tus artículos, y han sido muy positivos para mí. Mi esposa dice que tengo problemas de carácter, que estallo con mucha facilidad y por pequeñeces. Yo creo que es ella la que me provoca con su manera de actuar, pues considero que soy una persona más bien tranquila. Nos puedes dar alguna herramienta para solucionar esta situación entre los dos. ¡Gracias de antemano! M. L.
Tal vez no puedas hacer nada directamente para cambiar la actitud o el comportamiento de tu esposa, pero sí puedes hacer algo para mejorar la situación. Mientras consideres que es ella la que te hace molestar, le estás dando la responsabilidad sobre tus actos. Le estás concediendo el poder de decidir sobre tu comportamiento. Mientras que si aceptas que eres tú
el que se altera, estás asumiendo la responsabilidad de tus actos y de tus reacciones, entonces podrás hacer algo concreto para cambiarlas. Tú puedes recuperar el control de tus actos, no dejando que sus comentarios o actitudes te afecten. Si bien no puedes influir en lo que ella haga o diga, sí puedes impedir que te afecte. Te sugiero que refuerces la seguridad en ti mismo, para que las opiniones de los demás no te afecten tanto. Nuestra seguridad nos permite rechazar cualquier agresión que nos llegue desde afuera, evitando que llegue adentro de nosotros y nos hiera.
Ten presente que hay una gran diferencia entre responderle a una persona o reaccionar. La primera es un acto consciente, claro, dirigido a sanar o solucionar un malentendido. Cuando respondes, muestras que las palabras de la otra persona no te han afectado y que puedes dar tu punto de vista con serenidad y seguridad. Mientras que la reacción es un acto inconsciente, fuera de control, motivado por la emoción que sentimos en el momento. La mayoría de las veces, cuando nos dejamos llevar por ésta, terminamos arrepintiéndonos de lo que dijimos o hicimos en ese momento.
¡Hola! Maytte. Estoy muy preocupada porque mi hermano menor se divorció hace siete meses, después de nueve años de casado. Ha pasado el tiempo, y no ha podido reconstruir su vida. Está siempre de mal humor y lo único que hace es trabajar. Si intentamos tocarle el tema, se molesta. T V.
Una ruptura sentimental puede hacernos sentir abandonados, traicionados e incapaces de continuar con nuestra vida, y a pesar de que tengamos a nuestro lado personas que insisten en que debemos superarlo, necesitamos tomar el tiempo necesario para aceptar lo que nos sucedió, vivir el duelo y sentirnos listos para pasar la página. En una separación, los hombres experimentan un vacío existencial más grande que el de la mayoría de las mujeres. Y es así porque ellas tienen vínculos emocionales fuera de la relación, con amigas, familia, compañeras de trabajo, en quienes se pueden apoyar en caso de una pérdida o una separación. Mientras que los hombres, evitan el contacto personal, y esto les impide desahogarse y reordenar su vida más rápidamente. Yo sé que es difícil ver sufrir a un ser querido sin que podamos hacer algo concreto para ayudarle, pero el amor debe darnos la fortaleza para comprenderlo, acompañarlo y animarlo, sin irrespetar de ninguna manera su proceso y su decisión. No te preocupes que con tu apoyo y la compañía de las personas que lo quieren, seguramente recuperará el balance y el control de su vida.
Querida Maytte, siempre me he considerado una persona muy segura. Pero, últimamente, me siento temerosa de lo que pueda pasar, y me afectan mucho las noticias negativas. Lo que quiero es un comentario positivo tuyo que me ayude a recuperar la confianza y la calma. ¡Gracias! M.E. L.
Cuando te sientas asustada por el futuro y por los cambios, sumérgete con confianza en el presente. Aprende a poner toda tu atención en lo que tienes que hacer en el momento y verás como la preocupación desaparecerá rápidamente. Vamos, disfruta del regalo de estar viva y sólo cuídate de no dejarte atrapar por el efecto que puedan causar los comentarios negativos. Recuerda que el futuro no ha llegado todavía y usa tus recursos internos para fortalecer la seguridad y ganar serenidad.
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