domingo, 30 de diciembre de 2007

¡Feliz año Nuevo!

"El término de un año y el comienzo de otro nos permite hacer una pausa para reflexionar, corregir el rumbo y tener la oportunidad de volver a empezar"

Hace muchos años, un becerro perdido tuvo que atravesar el bosque virgen para volver a su pradera. Como estaba desesperado buscando su rebaño, abrió un sendero tortuoso, lleno de curvas, atravesando matorrales espesos, subiendo y bajando colinas. Días después, un desprevenido perro usó el mismo camino para atravesar el bosque. Después, fue un carnero con su rebaño que viendo el espacio abierto los hizo seguir por ahí. Más tarde, los hombres comenzaron a usar el difícil sendero, siguiendo la costumbre. Se quejaban y se fastidiaban por lo largo y difícil que este era, pero ninguno hacia nada para mejorarlo o elegir otro. Algunos años después, con tanto uso, el sendero acabo por convertirse en un camino real; las personas gastaban todo el día para cruzar el bosque, trayecto que se podía recorrer en unas pocas horas si hubiesen abierto un sendero nuevo. Mientras tanto, un águila que observaba desde el cielo se reía al ver que los hombres tienen la ciega tendencia rutinaria de seguir la vía que ya está abierta, sin preguntarse siquiera si habrá acaso una mejor opción, y sin la iniciativa de hacer su propio camino a riesgo de perderse o de descubrir paisajes más bellos y un sendero más fácil y divertido.


Cuántos de nosotros seguimos caminando por el sendero que abrieron otros, perdiendo nuestra energía y esfuerzo en alcanzar metas o sueños ajenos; sin detenernos a preguntarnos si nos sentimos a gusto en él o si, por el contrario, quisiéramos elegir nuestro propio camino… La mayoría de las veces es el temor, la dependencia y hasta la comodidad lo que nos lo impide.

En esta época hacemos una especie de inventario personal de lo que ha sido nuestro año. Las dificultades, las pérdidas, la confusión, la falta de voluntad y coraje seguramente influenciaron el balance negativo. Si es así, ¡no te sientas mal! Recuerda que el pasado ya pasó y que, en todo caso, estás cerrando un ciclo que te permitirá comenzar otro que puede ser diferente.

El término de un año y el comienzo de otro nos permite hacer una pausa para reflexionar, corregir el rumbo y tener la oportunidad de volver a empezar.
Hay unas preguntas claves que nos pueden llevar a cambiar el rumbo y hacer que este nuevo año sea diferente. Son muy sencillas, pero vitales y difíciles de responder: ¿Qué es lo que deseamos tener, experimentar o sentir en este nuevo año?, ¿qué queremos de la vida? Seguramente muchos responderán: "Quiero ser feliz", "tener éxito", "quiero sentirme mejor"... pero esto puede resultar muy difuso, por eso debemos ser más claros y específicos.

El principal obstáculo para conseguir la felicidad consiste en no saber exactamente lo que queremos. Saberlo es un proceso parecido a pelar una cebolla; deberemos empezar a quitar capas, una por una, hasta encontrar ese punto, ese sueño o ese propósito que nos llene de alegría, de motivación, de energía.

Pasos para cumplir con nuestros propósitos
Detén tu carrera alocada. Esta época es propicia para bajar la velocidad y tranquilizarnos. Es importante preparar la mente y el espíritu para encontrar la respuesta que cambiará el resto de tus días.

Proyecta tu vida en cinco años. Piensa en qué te gustaría hacer por el resto de tu vida.

Haz una lista con todo lo que te gusta. Recuerda que no anotarás aquellas ideas que otros te sugieran. Rescata tus viejos sueños, y ponle empeño a este proceso.

Pregúntate qué te gustaría cambiar. ¿Te sientes a gusto con la vida que llevas? Piensa en qué estarías dispuesto a cambiar o a mejorar. ¡Atrévete a cambiar tu rutina!

Busca la inspiración. Después de elaborar estas dos listas, revísalas con calma. Estoy segura de que a través de ellas descubrirás fácilmente el norte y la nueva dirección que le darás a tus días.

Crea la estrategia. Necesitas definir cómo vas a conseguir tus propósitos. Comienza por ordenarlos, dándoles un número que indique su prioridad. Luego, elabora un plan de acción con metas a corto y a largo plazo. Eso sí, debes sentir el deseo genuino de incorporar a tu vida esa serie de cambios. ¡Arriésgate a vivir como quieres, y aprende a sentirte a gusto contigo, con las personas que te rodean y con la vida que lleves!

¡Que tengas un Año Nuevo Feliz! Te Quiero mucho, Maytte.

domingo, 23 de diciembre de 2007

Paz y prosperidad

"Busca el verdadero espíritu de la Navidad y rescata su significado. Detén tu loca carrera sin sentido, cambia la forma de tu celebración"

'José, anoche tuve un sueño… y no lo pude comprender, realmente no, pero creo que se trataba del cumpleaños de nuestro hijo; ya recuerdo, creo que sí era acerca de eso. La gente estaba haciendo los preparativos con muchos días de anticipación. Pintaban sus casas, las decoraban con bellos adornos y luces.
Salían de compras muchas veces y adquirían costosos regalos. Los envolvían con hermosos papeles y los ataban con preciosos lazos, todo lo colocaban debajo de un árbol. Sí, un árbol, José, dentro de una casa.
Esta gente decoraba el árbol también. Sus ramas estaban llenas de esferas y adornos que brillaban. Había una figura en lo alto del árbol, me parecía ver una estrella o un ángel. ¡Oh! Era verdaderamente hermoso.
Toda la gente estaba corriendo como angustiadas y con caras muy serias, a pesar de que se escuchaba una música muy hermosa. La noche del cumpleaños de nuestro hijo, los niños estaban emocionados por los regalos; pero, curiosamente, después de abrirlos los abandonaban, José. Los adultos aparte, comían deliciosas viandas y tomaban mucho vino hasta caer. Pero al final de la fiesta nadie se veía feliz, ni los niños ni los adultos.
¿Sabes?, Tampoco vi ningún regalo para mi hijo, creo que ni siquiera lo tuvieron en cuenta, pues nunca mencionaron su nombre; ¿no te parece extraño que la gente se meta en tantos problemas para celebrar el cumpleaños de alguien que ni siquiera conocen? Tuve la extraña sensación de que si nuestro hijo hubiera estado en la celebración, hubiese sido un intruso solamente".
"María, no te preocupes -dijo José-, fue simplemente un mal
sueño, vuélvete a dormir".


Llegó la Navidad, el estrés, los gastos sin medida, las tiendas llenas, llega el trafico insoportable, pero también llega el tiempo de compartir con los amigos y la familia…
No te quejes ni te desesperes, busca el verdadero espíritu de la Navidad y rescata su significado. Detén tu loca carrera sin sentido, toma la decisión de cambiar la forma de tu celebración; libérate del estrés, la autoexigencia, la necesidad de complacer a los demás o de hacer cosas que no deseas y reemplázalos por la serenidad, la alegría, el disfrute, la confianza, la caridad y la fe que te da fortaleza e ilumina tus días. La Navidad es la época más especial del año, pues muchas personas alrededor del mundo se conectan como tú a los mejores y más positivos sentimientos, para llenarse de alegría, del deseo de compartir, del sentimiento de celebración, de familia, de amigos, de abundancia, de amor, de reflexión y de tradición....

Es un tiempo mágico en el que disponemos del permiso para expresar nuestros más nobles sentimientos por medio de regalos, detalles, palabras amables, sonrisas, encuentros agradables y divertidos, comida casera y deliciosa, abrazos, besos, felicitaciones y cumplidos...

Una época especial para lograr el acercamiento y el compartir con los amigos y la familia, de manera que podamos reforzar y nutrir el vínculo del amor y la amistad. También es tiempo para dejarse llevar por los sentimientos de solidaridad y de generosidad, dejando fluir libremente nuestro afecto, cariño y comprensión hacia una persona que nos necesite.

La Navidad es tiempo de celebración, regalos esenciales, niños, alegría y familia. También, es época propicia para el reencuentro con nosotros mismos, con la divinidad y con los demás.

Logremos que las frases que repetimos muchas veces como: "Feliz Navidad y próspero Año Nuevo", "Que seas muy feliz"… vayan acompañadas de nuestro mejores sentimientos y deseos. Recordemos que podemos ser un instrumento que suavice la vida o el momento de otra persona con nuestras palabras, gestos y detalles.

Deseo que los buenos sentimientos que estimula la Navidad se queden contigo y te acompañen a vivir mejor cada día a lo largo del nuevo año. Que este sea un tiempo para nuevos comienzos, para el fortalecimiento de tus relaciones a través del amor, para que tus sueños se cumplan y para que vuelvas al reencuentro contigo mismo y con la presencia de Dios.

Que esta Navidad sea el comienzo de una nueva y maravillosa etapa en tu vida. Sumérgete en el espíritu navideño y disfruta de todas las manifestaciones de su magia en tu vida. Vamos, pon en marcha tu imaginación y el deseo de llenar tu vida
y la de los tuyos con sentimientos y pensamientos alegres y positivos.

¡FELIZ NAVIDAD! Con amor, Maytte.

domingo, 16 de diciembre de 2007

LO QUE RECIBES AL DAR

Un hombre agobiado y desilusionado, pero muy sencillo y completamente analfabeta, tocó a las puertas de un monasterio, pues tenía el deseo genuino de sanar y de darle un sentido a su vida. Los monjes pensaron que era tan simple, que no tendría la capacidad de entender las escrituras, pero, como lo notaron tan interesado, le dijeron: El templo no tiene capacidad para más alumnos en el momento, pero, si quieres, por comida, barrer nuestro jardín, eres bienvenido. El hombre se dedicó a barrer minuciosamente el jardín todos los días, sin pedir, sin reclamar, sin cobrar. Con el tiempo, los monjes notaron que se veía tranquilo, gozoso y equilibrado. Emanaba tanta paz y luz, que reconocieron que había alcanzado la iluminación. Extrañados le preguntaron si había hecho algún tipo depráctica, rito u oración, que ellos desconocieran. Pero el hombre, humildemente, les dijo: "No, sólo me he dedicado a limpiar el jardín con amor, y al mismo tiempo que barría, pensaba en que lo hacía también en mi interior, y sacaba poco a poco, de mi corazón, el odio, el egoísmo y el resentimiento".

Muchas veces una sencilla acción hecha con conciencia y buena intención, sin pedir o esperar nada a cambio, nos beneficia más que cualquier otra práctica compleja para aumentar nuestro bienestar. Cuando sentimos compasión, cariño, solidaridad, culpa, obligación… cualquiera de estos sentimientos nos impulsa a compartir parte de nuestra energía, tiempo o dinero.

No tienes que realizar grandes acciones y sacrificios para compartir un poco de generosidad con otros. Una pequeña acción, positiva y concreta, dirigida a brindar nuestra ayuda y apoyo, puede ser suficiente para suavizar sus vidas e iluminar la nuestra.

En la medida en que logras alinear tus actos cotidianos con los valores esenciales, adquieres mayor fortaleza y mejoras tu relación con las personas que te rodean. Anímate a compartir un poco más cada día y te sentirás mucho más feliz y saludable. Hay pocas actitudes tan satisfactorias como la de celebrar el éxito, el logro y la felicidad de los demás. Algunos piensan que si los otros son felices, ellos tendrán menos felicidad para disfrutar.

Inclusive los pensamientos de egoísmo y avaricia nos hacen creer que deberíamos cerrar y blindar nuestro círculo de bienestar y prosperidad, para no correr el riesgo de que otros nos quiten lo que con tanto esfuerzo hemos atesorado.

Otros piensan que no disponen de nada para dar, pues sus recursos materiales son limitados. El dinero es lo más fácil de aportar, pero siempre podemos animarnos a brindar alegría, apoyo, cariño, experiencia y conocimiento, permitiéndonos realmente experimentar la sensación de lleno y plenitud que produce dar.

Se ha demostrado que aquellas personas que ayudan o le prestan algún tipo de servicio a otros que se encuentran en una condición o situación de mayor limitación, aumentan y fortalecen la confianza en sí mismos, la autoestima y el aprecio por la vida. A menudo nos ocurre que ayudamos a otros en aquellas áreas en las que estamos más carentes y necesitados. Deja de esperar y comienza a dar, para que sea la vida la que encuentre los instrumentos idóneos para devolvértelo en el momento justo. Siéntete dispuesto y disponible a brindar tu apoyo a través de una palabra, un gesto, un detalle o una acción generosa y desinteresada dirigida a suavizar la vida o el momento de otra persona.

Maneras sencillas de practicar el dar
Dile muchas veces a tus seres queridos que los quieres.
Ponte en el lugar de la otra persona para comprenderle.
Haz un trabajo voluntario y desinteresado.
Enseña a tus hijos, con el ejemplo, a compartir.
Practica el perdón desde el corazón.
Sostén la puerta para que otros pasen.
Quédate unos minutos más en la oficina para
ayudar a un compañero a terminar su trabajo.
Cede el puesto a una persona que lo necesite.
Ofrécete para cuidar o recoger a los hijos de un amigo.
Escucha con atención e interés cuando te hablen.
Sirve como un elemento de reconciliación.
Ayuda a una persona que va cargada con sus paquetes.
Comparte las buenas noticias.
Compra algo de comida para alguien que tenga hambre.
Comparte frases de reconocimiento con quienes prestan un servicio
o hacen un trabajo con excelencia.

domingo, 9 de diciembre de 2007

Reducir la velocidad

Muchas veces un comentario negativo, el tener que enfrentar una situación difícil de aceptar... suponen una sobrecarga complicada de manejar"

Cuando atravesamos por un período lleno de preocupaciones, tensiones, conflictos o temores, el agotamiento y la alteración nos impiden reconocer y disfrutar los aspectos positivos que también tiene nuestra vida; inclusive, hasta nos quitan la claridad mental que necesitamos para analizar objetivamente nuestra situación, de manera que podamos tomar la decisión más acertada para actuar de la mejor manera.

Muchas veces un comentario negativo, el tener que enfrentar una situación difícil de aceptar, o la presión que sufrimos por todas las responsabilidades y los compromisos que tenemos suponen una sobrecarga complicada de manejar. Por esta razón, es bueno intentar bajar la velocidad con la que llevamos nuestra vida, a tiempo de preguntarnos si podremos continuar con ese ritmo por mucho más tiempo.

Generalmente nos obligamos a continuar adelante con nuestra actividad, sin darnos el tiempo y el permiso necesarios para detenernos un poco, y recuperar el balance y la claridad mental que nos hace falta. Le exigimos a nuestro cuerpo la vitalidad que ya no puede darnos producto del estado de estrés en el que nos encontramos.

Reaccionamos agresivamente a los cambios y exigencias de nuestro entorno, el tráfico nos desespera, todo lo que suponemos que puede pasar en el futuro nos inquieta, la situación económica nos quita el sueño y hasta discutimos con las personas que más queremos. Cuando el estrés y la tensión sobrepasan el límite
de lo que podemos manejar, comenzamos a perder nuestro bienestar y la
capacidad de gerenciar nuestra vida.

Algunas emociones como la rabia, la frustración, el miedo, la tristeza o la envidia nos hacen perder la energía que necesita nuestro cuerpo para funcionar con la vitalidad y la claridad mental que necesitamos para ser objetivos al momento de actuar o de tomar una decisión. ¿Sabías que sólo unos pocos minutos de rabia pueden hacernos gastar más energía vital que un día de trabajo físico?

Salir huyendo de las situaciones difíciles como si así pudiéramos evitarlas, no nos librará de ellas. Por el contrario, nos obligará a repetirlas en otro momento, porque seguirá siendo un tema pendiente por resolver. ¡Vale la pena reunir el valor y las herramientas necesarias para afrontarlas y resolverlas!

Es importante mantener la calma, porque mientras más tiempo pases afectado emocionalmente, más difícil te será superarlo, desarrollar una actitud positiva, tener una visión optimista de la situación y evitar sentirte víctima de los demás o de la vida.
Recuerda que todos somos parcialmente responsables de las situaciones que vivimos.

Claves para recuperar el balance
Busca las causas del estrés. Revisa tu rutina diaria e identifica aquellas situaciones que te causan tensión como, por ejemplo, tratar de resolver algo que no depende de ti, tener más compromisos o responsabilidades de las que puedes manejar, la autoexigencia, el perfeccionismo, problemas de relación con otras personas…
Y pregúntate qué puedes hacer para resolverlas.

Tranquiliza tu mente. Evita darle vueltas en tu cabeza, una y otra vez, a aquella situación que te preocupa o que te afecta. Practica dejar de pensar por unos minutos concentrando tu atención en cada cosa que haces. Trae tu mente al momento presente cada vez que sea necesario.

Acepta lo que no puedes cambiar. Cuando te encuentres en situaciones difíciles o inevitables, es importante que asumas tu realidad sin fantasear o imaginar que será distinto. Esto te ayudará a enfrentar la situación con fortaleza y optimismo, confiando en tus capacidades y en la presencia de La Divinidad a tu lado para ayudarte a superarla con el tiempo.

Usa tu libre albeldrio. Cuando te encuentres involucrado en un comportamiento
que no te reporta ningún beneficio y que solamente te desgasta y consume energía, recuerda que puedes elegir dejar de hacerlo. Pregúntate: ¿Por qué estoy haciendo esto?, ¿A quién beneficio con esta actitud? Seguramente descubrirás que puedes cambiar de actitud y dejar de repetir ese hábito o esa actuación que te causa tanto daño.

¡Suelta el pasado, deja de preocuparte por el futuro, vive el presente, la vida es maravillosa, todo va a estar bien!

¡Hola! Maytte. Mis amigas dicen que soy una persona muy negativa porque me preocupo por todo. Vivo con mucho temor, no quiero salir, me preocupa mi economía, a pesar de que nunca he tenido algún problema de dinero. Quiero cambiar mi manera de pensar para dejar de preocuparme tanto y vivir más como ellas, sin pensar en el futuro. A F.

Muchas de las imágenes negativas que se crean en nuestra mente y que alimentan nuestros temores e inseguridades nos hacen perder la tranquilidad y hasta se convierten en la causa de nuestro fracaso en un momento dado. La mayoría de las veces lo que nos preocupa nunca sucede, pero si lo permitimos nos desgasta emocional y mentalmente, robándonos la posibilidad de ser felices. Podemos pasarnos el resto de la vida preocupados por lo que suponemos que sucederá, pero lejos de mejorar las cosas, acabaremos con la tranquilidad, la claridad mental y la eficiencia que necesitamos para afrontar y cumplir con nuestra actividad diaria, pues la preocupación nos paraliza. ¡No pienses tanto! Atrévete a enfrentar con valentía y determinación todo lo que te preocupa y minimiza tu temor. Pregúntate: ¿qué es lo peor que puede suceder? Imagínalo, asúmelo y resuélvelo mentalmente.

Luego concentra toda tu atención en cada cosa que haces o experimentas en el momento presente. No hay nada mejor para despejar la cabeza que hacer un poco de ejercicio al aire libre. Una buena caminata puede ser suficiente para desintoxicar la mente y renovar el espíritu.

¡Hola! Maytte. Te leo todos los domingos y ahora te veo el fin de semana en la TV. ¡Me encanta! Tengo un amigo que acaba de perder la última esperanza que tenía de recuperar a su ex pareja. Estuvieron cinco años casados, y ella tomó la decisión de terminar hace casi un año. Pero mi amigo seguía enamorado ycon la ilusión de que ella se arrepintiera y le diera otra oportunidad. Hace unos meses la vio con otra persona, estuvo muy mal, pero ahora dice que quiere superarlo para continuar con su vida. ¿Cómo podemos ayudarlo? C S.

Cuando terminamos con un ciclo en nuestra vida experimentamos la sensación de pérdida
del sentido y la dirección que teníamos. Es natural que se sienta desanimado y confundido. Podemos permanecer mucho tiempo inmersos en un sentimiento de pérdida, deprimiéndonos
y recordando todo lo que pasó, sintiéndonos víctimas y sufriendo por algo que no podemos cambiar, porque depende de la voluntad y los sentimientos de la otra persona. Sin
importar las palabras y el esfuerzo que otros hagan para sacarnos de ahí, sólo lo haremos cuando estemos listos para aceptar, soltar, pasar la página y volver a comenzar. Algunas sugerencias para tu amigo: Toma la responsabilidad de tu vida emocional y serénate. Recuerda que todo lo que termina o sale de nuestra vida aun en contra de nuestros deseos, representa una oportunidad para ganar libertad, madurez y sabiduría. Suelta el pasado y concéntrate
en el presente. Ponte metas y trabaja para conseguirlas. Acompáñate de personas positivas y entusiastas que te apoyen y animen a superarlo y a retomar tu vida.

¡Hola! Maytte. En realidad no sé si es un problema o más bien una reflexión lo que quiero compartir contigo. Mi esposa dice que no sé conservar amigos. Que sólo los busco cuando los necesito y que por eso estoy solo la mayor parte del tiempo. Yo nunca he sido de muchos amigos, pero mi esposa sí, y me preocupa alejarla de sus amistades por mi actitud. R T.

Para algunas personas la amistad es más bien una relación pasiva que se da y se mantiene como por arte de magia. Ellas piensan que son los demás los que deben acercarse o estar ahí en el momento en que los necesiten. Pero, ¿cómo puede una relación de amistad mantenerse en el tiempo, sin que exista el esfuerzo y el compromiso por parte de los dos?
Es importante pensar en la amistad como en una calle de doble vía, de manera que siempre estemos dispuestos a compartir, a considerar, a comprender y a tener presente a los amigos. Sal de la pasividad donde te encuentras, vence cualquier temor o inseguridad que te impida acercarte y compartir con los demás, y conviértete en una persona animada, con la iniciativa
de pasar un buen momento con tus amigos. La amistad es una de las relaciones con más significado en nuestra vida, y ahora que somos adultos, los amigos especiales se convierten
en la extensión de nuestra familia y en tíos de nuestros hijos.

domingo, 2 de diciembre de 2007

Convencer a otros

'Un gerente tuvo una discusión muy fuerte con el dueño de la compañía, pues fue responsabilizado injustamente de no haber logrado las metas esperadas debido a problemas ajenos a la empresa. Éste llegó a su casa de mal humor y gritó a su esposa porque no estaba lista la cena, ella quiso justificarse, pues se había dañado la cocina, pero él ni siquiera la escuchó. La señora fue a la cocina y gritó a la empleada porque la comida que estaba preparando no era su preferida, a pesar de que horas antes ella misma había elegido el menú. La empleada, que era una persona amorosa y comprensiva, no le reclamó su maltrato, sólo le sonrió mientras le decía: 'Señora, le prometo que mañana le haré su comida favorita y estará una hora antes de lo acostumbrado. Ahora discúlpeme, pero me gustaría cambiar las sábanas de su cama por unas más limpias y frescas, para que usted y su esposo puedan descansar en paz. No se preocupe, mañana se sentirá mejor. En ese momento se interrumpió el círculo de la intransigencia, al chocar contra la tolerancia, la comprensión, la inteligencia y el amor".

Hace poco, en una reunión se inició una discusión entre dos amigos. Cada uno le daba razones y explicaciones al otro para mostrarle que estaba equivocado. Cuando el tono de la discusión se elevó y comenzaron a gritarse, alguien trató de intervenir para calmarlos, pero lo callaron diciéndole que no se metiera. Al final, los dos quedaron enemistados y molestos y los demás quedamos con una sensación incómoda por lo sucedido.

Esto me hizo pensar en que a veces caemos en la trampa de querer demostrar que los otros están equivocados y que somos nosotros los que tenemos la razón. Nos sentimos tentados a apoderarnos de ella sin pensar en el costo que tendremos que pagar desde el punto de vista de la amistad, el dinero, el tiempo, la dignidad o la paz mental. El ego agrandado siempre quiere estar en lo cierto y se aferra a las ideas, opiniones y creencias por equivocadas que pudieran ser. El juego consiste en ser siempre dueños de la verdad, y en pensar y hacer notar que los demás están equivocados, sin considerar que de la misma manera en que no queremos estar de acuerdo con algunas personas, no todo el mundo debe estar de acuerdo con nosotros.

Hay muchas personas agresivas que están predispuestas a discutir, gritar y agredir a otras porque se creen dueños de la verdad. Toda su energía está concentrada en debatir y en tratar a toda costa de desacreditar las ideas y el planteamiento de los demás.

No vale la pena, de ninguna manera, vernos involucrados en una discusión que de seguro no nos llevará a ninguna parte; en la que no tenemos la posibilidad de convencer a nadie, por más importantes que sean los hechos y lo bien que expongamos nuestros argumentos. Además, poniendo en riesgo nuestra tranquilidad, seguridad, tiempo y energía.

Oponerte a ellas les dará más fuerza y agresividad. Nunca entenderán razones, y pondrán más resistencia cuando trates de influir con buenos argumentos en su forma de pensar y de actuar. Si tienes que dejar algo en claro, hazlo y déjalo así; evita insistir en una discusión estéril que, en lugar de llevarlos a establecer algún tipo de acuerdo o de solución, se convierta en una pelea entre las partes. Es más inteligente que aprendan por sí solos; la mejor manera de convencer a un cabeza dura de que está equivocado es dejar que se salga con la suya y se estrelle con sus consecuencias.

Siempre que te encuentres metido en una discusión, trata de salir lo más rápidamente de ella. Puede que sientas la tentación de seguir adelante, creyendo que hay posibilidad de convencer al otro. ¡No caigas en la trampa!

Dejar que alguien te moleste es permitir que te controle y que tenga poder sobre ti. Mantenerte sereno siempre te permitirá actuar de la mejor manera.

Muchas veces compartir la razón nos da la posibilidad de mantener una buena relación y de disfrutar de un mayor bienestar.

¡Suelta el pasado, deja de preocuparte por el futuro, vive el presente, la vida es maravillosa, todo va a estar bien!


La revista Estampas y El Sambil te invitan al taller de Maytte Cinco pasos para hacer realidad tus sueños, que se realizará el sábado 15 de diciembre, a las 6:30 pm, en el anfiteatro del mencionado centro comercial. La entrada es libre. Para mayor información llamar al teléfono (0212) 614.0500

Preguntas y respuestas

¡Hola!, Maytte. Hace poco fui despedida de mi trabajo, y estoy muy preocupada, a pesar de que todavía vivo con mis padres y no tengo mayores compromisos y obligaciones. Usted dice que en toda situación difícil siempre hay algo bueno. Disculpe, pero yo trato de verlo en mi situación y no lo encuentro. ¿Qué puedo hacer para sentirme mejor y para volver a tener trabajo?

En toda situación difícil y aparentemente negativa siempre se esconde algo positivo que debemos reconocer y resaltar para que nos sea más fácil superarla. Estoy segura de que al perder tu empleo te sientes muy desanimada, pero aunque no lo creas, puede ser una gran oportunidad para cambiar de trabajo y de vida. En lugar de sufrir la situación, puedes convertirla en una experiencia gratificante, porque eres joven y no tienes grandes responsabilidades económicas. ¿Qué te parece terminar la universidad o hacer un postgrado? También puedes iniciar tu propio negocio o irte a otro lugar y empezar una nueva vida. Eso sí, con mucha madurez y responsabilidad para que verdaderamente se convierta en una experiencia positiva que te permita crecer y sentirte mejor preparada para afrontar tu vida. Deja de lamentarte, lávate la cara y limpia el cristal a través del cual estás interpretando esta situación, para que tengas una mejor perspectiva. Estoy segura de que tú puedes salir adelante, renovando la actitud, recuperando el entusiasmo y buscando los recursos y la información necesaria para conseguir un nuevo trabajo. Debemos aprender a estar abiertos para reconocer las oportunidades y los regalos escondidos dentro de las situaciones difíciles. Lo más importante es la actitud positiva con que las recibamos.

Querida Maytte, contigo entendí la importancia que tiene perdonar, pero, a pesar de que lo he intentado varias veces, todavía no logro salir de la rabia que siento por mi ex esposo. Nos separamos hace un año y cinco meses y todavía me siento afectada por lo que me hizo. ¿Me puedes dar un ejercicio que me ayude a perdonar y salir de ese recuerdo tan difícil?

Existen varios ejercicios para perdonar, pero el elemento indispensable para que funcionen es tu voluntad de hacerlo. Mientras conservamos el deseo secreto de que la situación se solucione o la persona cambie y reconozca su error, nos será mucho más difícil soltar y pasar la página. Toma el tiempo necesario para reflexionar acerca de lo sucedido y pregúntate: ¿qué puedes aprender de todo eso? Ambos hicieron o dejaron de hacer cosas para que la relación tuviera ese final. Estar dispuestos a asumir nuestra responsabilidad hará que podamos soltarnos más fácilmente de la afectación que todavía nos produce la otra persona. Recuerda que sólo podrás soltar los nudos que te mantienen atado a esa situación del pasado si estás dispuesta a hacerlo desde tu corazón. Acá te recomiendo un ejercicio:
Encuentra un momento y un lugar tranquilo donde puedas desconectarte de tus tareas pendientes por unos minutos. Cierra los ojos y concéntrate en el sonido de tu respiración… Cuando te sientas tranquila, ayudada por tu imaginación, visualiza un globo con el rostro de una persona querida dentro de él. Conéctate a todos los sentimientos positivos que te genera su presencia y llénate de amor.
Luego cambia la imagen del rostro de tu ser querido por el de la persona que deseas perdonar y continúa experimentando los mismos sentimientos. Háblale mentalmente y dile todo lo que piensas y lo que sientes, imagina que te escucha… toma una respiración profunda y perdónala. Imagina que la persona sonríe y que acepta tus pensamientos. Observa cómo el globo con su rostro adentro se eleva hasta perderse en el cielo. Mantén los mismos sentimientos positivos dentro de ti. Sin abrir los ojos, recuerda mentalmente donde te encuentras, siente tu cuerpo y dale gracias a La Divinidad. Cuando te sientas lista y tranquila, abre los ojos suavemente. Recuerda practicarlo durante 15 días consecutivos, junto a tu decisión de pasar la página, para comenzar una nueva etapa en tu vida.
¡Mucha Suerte!

domingo, 18 de noviembre de 2007

Confianza para vivir

'Un joven marinero conoció a una nativa llamada Nácar y se enamoró perdidamente de ella. A la mañana siguiente, estaba con el capitán del barco y su uniforme de gala, ante el padre de ella, para pedir su mano.

'Mi amigo me ha pedido que le acompañe para pedir a su hija en matrimonio'.
'¡Ah!, su amigo es muy afortunado en querer casarse con mi hija Ana. Ella es una joya única, a pesar de sus 18 años es una mujer ejemplar. No sólo es bellísima, sino también bondadosa, sensual y saludable… bien vale 20 vacas como dote'.
'Disculpe, pero mi amigo no quiere casarse con Ana, es con su hija Nácar', le explicó el capitán.

La incredulidad y la sorpresa pasaron por el rostro del jefe de familia.
'Nácar… claro, Nácar... -balbuceó- sólo alguien muy especial puede ver la belleza oculta de una mujer. Considerando que es la mayor y algo dura de la cabeza, se la puedo dar por cuatro vacas, hasta aceptaría tres'.

'Acepto -dijo el joven marinero-, pero no estoy de acuerdo con lo de las tres vacas'.
Asustado, el padre le dijo: 'está bien, llévatela sólo por una'.

'No señor, quisiera pagar por ella veinte vacas'.

Pasaron los años y el capitán regresó al puerto donde había dejado a su viejo amigo y quiso saber de él. En el camino, el capitán se encontró a decenas de personas acompañaban a una bellísima mujer, a la que le lanzaban pétalos de rosas, le cantaban y reían. El rostro de esta mujer reflejaba un brillo de paz y plenitud, parecía que flotaba y de no ser porque tenía que ver a su amigo, se abría unido al grupo.
Por fin encontró al ex marinero, se abrazaron y después de los saludos, le preguntó por su pareja.

'Qué pena que no esté aquí, hace unos minutos fue al puerto con unos amigos, debes haberte cruzado con ella al venir para acá'.

'Pero no sabía que te habías vuelto a casar'.

'¿Yo volverme a casar? Sigo casado con Nácar'.

'Perdona amigo, pero la que yo vi bajar por la montaña era una mujer de una belleza indescriptible, yo podría decir que casi mágica… no se parecíaen nada a Nácar'.

'Pero es ella. Su cambio comenzó con la dote'.

'¿Cómo es eso?'.
'Fácil, yo pagué por ella veinte vacas, el precio que se pagaría por la más bella y lista de las mujeres, eso le dio mas confianza en sí misma, luego la apoyé a que desarrollara sus habilidades y le quité importancia a sus pequeños defectos, la animé para que dejara salir esa maravillosa mujer que no se había desarrollado todavía".

El trato que recibimos en nuestra infancia es un factor determinante para nuestro desarrollo personal. El maltrato, la indiferencia, la comparación y la impaciencia pueden quebrar nuestro espíritu, acabando con nuestra confianza y autoestima. Es muy fácil, convertir a nuestros seres queridos en víctimas del estrés que nos causa nuestro estilo de vida, y esto sumado al abandono y al maltrato que le podemos dar con nuestro malestar, hará que queden marcados emocionalmente para toda la vida. Por eso, más importante que darles comodidades y regalos costosos, lo son el buen trato, el respeto, el cariño, el reconocimiento, la comunicación y la consideración. Tenemos la responsabilidad de darles a nuestro seres queridos un verdadero hogar, un lugar a salvo donde puedan recibir el amor, la educación, el apoyo y la fortaleza necesarias para florecer y convertirse en seres humanos maduros, concientes, exitosos y equilibrados.

CLAVES PARA FORTALECER LA ESTIMA de LOS TUYOS
Apóyalos
para que muestren su verdadera identidad, y no traten de ser como tú quieres que sean. Reconoce sus talentos y minimiza sus limitaciones.

Respeta su forma de ser, sus ideas, sus valores y sus creencias. No los obligues a darte siempre la razón, sólo para obtener tu aprobación, pues esto les quitará la oportunidad de tener un criterio propio, de expresarlo con seguridad y de incrementar su propio valor.

Cree en ellos a pesar de las circunstancias, infúndeles confianza, anímalos y enséñalos a quererse.

Ayúdalos a plantearse metas, a reencontrarse con si mismos, porque sólo siendo auténticos tendrán la oportunidad de alcanzar sus sueños.

¡Suelta el pasado, deja de preocuparte por el futuro, vive el presente, la vida es maravillosa, todo va a estar bien!

Preguntas y respuestas

¡Hola! Maytte. He buscado toda mi vida darle a mi familia una vida buena y estable. Tengo muchos años trabajando para tener una bonita casa, para darles una buena educación a mis tres hijas y una vida cómoda para mi madre viuda y mi esposa. Todo marchó bien hasta ahora, pero de un momento a otro una de mis hijas se fue para el exterior y no terminó su carrera, la del medio se casó y se fue con su esposo y la menor está esperando un hijo y no se ha casado. Mi mujer me pelea día y noche. Estoy atrapado en una gran crisis.

Alguna vez leí que nuestras vidas son como un gran calidoscopio, en donde invertimos gran parte de nuestro tiempo y energía intentando crear la imagen perfecta, los colores, las figuras y las proporciones perfectas. Por fin un día lo logramos, y tenemos todo lo que soñamos, llevamos nuestra obra de arte al centro de la sala y la colgamos en un lugar de honor. Y luego, de repente, una ráfaga de viento sopla, la tumba y se parte en mil pedazos. Así es, hay momentos
en los que lo inesperado se presenta en nuestra vida, y nos deja algo que no pedimos, que no queremos y deshace todo lo que habíamos logrado, en un minuto. Nos sentimos furiosos, infelices, heridos y desencantados. Pensamos que no valió la pena tanto esfuerzo y que ya no tiene sentido continuar, pero, ¿por qué desperdiciar tanta energía en este proceso? Ahorremos tiempo y energía, y aunque nos parezca tonto e inútil, recojamos los pedazos con humildad y mucha determinación para comenzar de nuevo. Tome una respiración profunda y pronuncie mentalmente las letras "OBOC" que significan: Otra Bendita Oportunidad para Crecer. Si en lugar de sentirse frustrado y llenarse de amargura, lo asume como entusiasmo y optimismo, podrá convertir estas situaciones en una oportunidad para crecer y aprender. Piense que usted ya le dio lo mejor a sus hijas; ellas, como adultas, tomaron su decisión, prepárese para apoyarlas en el momento en que se lo pidan, y por el momento dedíquese a su esposa. El nido ya esta vacío, es tiempo de renovar el amor y la amistad entre los dos. Recuerde que cuando la oportunidad llama a la puerta, ella no sabe que usted ha tenido un mal día, aprenda a recibirla con una sonrisa.

¡Hola! Maytte. Tengo un pequeño negocio en la actualidad; antes trabajaba como empleado y tenía el fin de semana para descansar y hacer lo que quisiera con mi familia. Además, el quince y el último recibía mi sueldo. Ahora trabajo hasta 16 horas diarias, y es raro el fin de semana que tengo libre; los 15 y últimos ahora son para mí un motivo de estrés, pues tengo que pagar a mis empleados. Me preocupa que esto siga así por el resto de mi vida. ¿Cree usted que debo olvidarme de este negocio loco que aunque me gusta, me causa mucho estrés y no me deja tiempo para estar con la familia?

Conseguir nuestros sueños requiere de tiempo, disciplina, trabajo, constancia y fe. No se cuál es tu negocio, pero, mientras más grande sea más paciencia, entrega, tesón, tiempo y trabajo te exigirá. Pero no te preocupes tanto, pues si te gusta lo que haces y lo haces con excelencia y pasión tendrás éxito. Es normal que tengas tus dudas, pues el tiempo pasa rápido y es válido preguntarnos si vale la pena mantener el mismo de ritmo de vida que llevamos. A veces por tener más, perdemos la posibilidad de disfrutar de los otros aspectos positivos de nuestra vida. Te sugiero que no tomes una decisión determinante en este momento. Más bien, usa tu momento de reflexión para investigar si puedes reestructurar tu horario y organizar tus responsabilidades de una mejor manera, para que puedas reducir las horas que le dedicas y tener el tiempo para buscar a una persona de confianza con la que puedas compartir ciertas responsabilidades. También es importante aprender a disfrutar de los pequeños momentos de diversión y compartir con tus personas queridas, para que la cabeza llena de asuntos pendientes y de preocupaciones no te sabotee la oportunidad de disfrutar ese momento. Mucha suerte, no te desesperes, y ocúpate de estar listo para cuando se presente la oportunidad.

domingo, 11 de noviembre de 2007

Los pequeños grandes gestos de bondad

"Atrévete a manifestar tu verdadera naturaleza, a actuar de la mejor manera, sin dejarte afectar por la opinión de los demás"

'Se acercaba el día de Acción de Gracias y la maestra pidió a sus alumnos que dibujaran algo por lo que estuvieran muy agradecidos. Pensó que la mayoría de esos niños eran muy pobres, y que no tendrían muchas cosas que agradecer. Sabía que pintarían comida, helados, pasteles, la playa... Pero se quedó sorprendida con el dibujo que le entrego Raúl: una mano dibujada con dificultad y sin gracia.

Todos sus compañeros quedaron intrigados por el dibujo del niño. 'Maestra, esa es
la mano de Dios que nos da la comida', dijo uno de los pequeños. 'Yo creo que es la mano del señor que vende los pajaritos en la entrada de la escuela', dijo una niña. 'Es la mano del pastelero que hace las tortas', exclamó otra. 'Es la mano del médico que curó a Raúl cuando estaba enfermo', aseguró otro. Mientras, Raúl, en silencio negaba con la cabeza.

La maestra se acercó a él y, cariñosamente, le preguntó de quién era esa mano.
'Es su mano, maestra', le dijo ruborizado. Entonces ella recordó que muchas veces,
a la hora del recreo, había llevado a Raúl, un niño muy débil y desamparado, de la mano. Comprendió que ese gesto tan simple para ella, era la experiencia más agradable que había tenido Raúl en su vida".

Esta historia nos recuerda que muchas veces olvidamos reconocer el valor inmenso que tiene un simple gesto de cariño, una frase de reconocimiento o una pequeña acción desinteresada y solidaria. Tal vez si estuviéramos concientes de esto, seríamos más generosos y solidarios con los demás en nuestra vida cotidiana.

Todos deseamos vivir en un mundo más amable, donde podamos disfrutar de la sensación agradable que nos produce el saludo o el comentario positivo de otras personas, de su interés genuino por nosotros y de la posibilidad de compartir,
sin el temor de ser usados, manipulados o irrespetados.

Muchas veces hemos sentido el impulso de ayudar a una persona, de expresarle nuestra comprensión o apoyo solidario, pero algún viejo prejuicio, el temor
o el comentario negativo de otro nos frena en el instante, impidiéndonos actuar y expresarnos tal como lo sentimos, para terminar comportándonos de forma indiferente, pasiva o indolente.

Atrévete a manifestar tu verdadera naturaleza, a expresar tu sensibilidad, a actuar
de la mejor manera, sin dejarte afectar por el temor o por la opinión de los demás;
da siempre lo mejor de ti, independientemente de que sientas el deseo secreto de recibir el reconocimiento, la aprobación o la recompensa por parte de los demás.

Como la vida es una calle de doble vía, recuerda reconocer, resaltar y agradecer
todo lo bueno que otras personas han compartido o hecho por ti. No podemos
actuar como aquellos que piensan que los demás están obligados a hacer cosas
por ellos, porque les pagan por su servicio o porque se sienten superiores
y están acostumbrados a recibir sin dar nada a cambio.

Sólo una persona agradecida y capaz de reconocer un gesto, una sonrisa, una palabra o una acción pequeña dirigida a suavizar el momento o la situación en
la que se encuentra, puede disfrutar de la vida y de la lealtad de los demás.

¡Vale la pena detenerte unos minutos aunque estés muy ocupado o apurado, para agradecer de alguna manera directa o indirecta lo que otros hacen por ti!

Saluda y sé amable. Aun cuando te sientas desanimado o preocupado, procura sonreír y compartir con otros, en especial con tus personas queridas: un saludo amable, una sonrisa, una frase de reconocimiento o de gratitud. Agradece a quien te da una información, te cede el paso, limpia tu calle, te prepara la comida, lava tu ropa, te transporta, te ama o te sonríe sin razón... y sobre todo a La Divinidad por darte la oportunidad de servir.

Presta ayuda a quien la necesite. Muéstrate interesado en apoyar y acompañar a las personas que sabes que lo necesitan. Tu llamada, visita o mensaje puede ayudarlas a levantar el ánimo y a recuperarse más rápidamente. Brínda tu apoyo incondicional a aquellas personas que tienen alguna limitación o dificultad en tu entrono inmediato.

Muéstrate genuinamente interesado en los demás. No puedes acercarte a otra persona sólo cuando necesites algo de ella. Es importante que aprendas a cultivar su amistad; llámala con frecuencia, invítala a compartir algo divertido, recuerda la fecha de sus eventos más especiales.

La revista Estampas y El Sambil invitan al taller de Maytte Estrategias para vencer el estrés Y Suavizar tu vida, que se realizará el sábado 17 de noviembre, a las 6:30 pm, en el mencionado centro comercial. Información por el teléfono (0212) 614.0500

domingo, 4 de noviembre de 2007

Vivir la vida del otro

"Si has reconocidoalgunas de las señales que indican que el bienestar de la relación está en peligro, en lugar de ignorarlas, toma la iniciativa de conversar sobre la situación, para que ambos puedan expresar lo que sienten y lo que esperan"

'Un pequeño grillo cantor quería atravesar un lago y decidió aprender a nadar, pero se enamoró perdidamente de una bella rana. Al enterarse ésta de los planes de su novio, le dijo: 'No te preocupes, yo te puedo llevar'. A lo que el grillo repuso: 'es un viaje largo y no sé nadar'.

'No te preocupes, viajarás encima de mí y nada te pasará', replicó la rana. Y así comenzaron el largo viaje. Todo iba muy bien hasta que la rana vio que venía un gran pez. Presa del pánico se sumergió, dejando así a la deriva al pobre grillo, que como no sabía nadar, se ahogó en la mitad del lago".

Con frecuencia, al enamorarnos, nuestro estilo de vida cambia de manera insospechada. En la mayoría de los casos la pareja se convierte en el centro de nuestra atención, hasta el punto de que abandonamos nuestra identidad, dejando olvidados nuestros sueños, metas, intereses personales y hasta las relaciones familiares y sociales que manteníamos antes de iniciar la relación sentimental.

Esto nos puede parecer muy normal, pues sabemos que compartir nuestra vida en pareja implica ceder parte de nuestra individualidad para incluir a la otra persona, de manera que podamos experimentar el placer de la vida compartida. Pero es importante conservar parte de nuestra identidad y no renunciar completamente a ella, pues esto significaría perder totalmente la autonomía que nos hace falta para definir el rumbo y el sentido que le daremos a nuestra vida; además, un cierto grado de autonomía nos dará la fortaleza y la capacidad de establecer ciertos limites que cuiden de nuestra integridad, bienestar y derecho a la felicidad.

Hay personas que pagan un precio muy alto por permanecer al lado de la pareja y lograr un poco de su atención y cariño, cuando, en realidad, el maltrato no es sólo físico sino emocional y psicológico, sometiéndose a la humillación de suplicar por el amor y la compañía de la persona que las domina, renunciando, así, a sus propias expectativas de vida.

Al sentirse incapaces de expresar sus necesidades y sentimientos verdaderos, e inseguros de afrontar y tomar las riendas de su propia vida, deciden convertirse en alguien que no son, para tratar de complacer las necesidades y expectativas que de ellos tiene la pareja. El día en que el vacío, la tristeza, la nostalgia, la ira o la frustración se instalan en su corazón, se dan cuenta de que el amor se ha ido escapando. Es, entonces, cuando se preocupan y se lamentan del poco interés que demuestra la pareja, sintiéndose victimas del sacrificio que hicieron y del desamor.

¿Hasta dónde y hasta cuándo?

Si has reconocido algunas de las señales que indican que el bienestar de la relación está en peligro, en lugar de ignorarlas, toma la iniciativa de conversar sobre la situación, para que ambos puedan expresar lo que sienten y lo que esperan, asumiendo el riesgo que implica preguntar y recibir respuestas cuando de sentimientos se trata. La vida en pareja no debe ser una experiencia cargada de sufrimiento, sino una oportunidad de compartir el camino y las vivencias que los lleven a conseguir la plenitud. El amor, el respeto a la individualidad, la comunicación, la valoración, la intimidad, los detalles, las caricias, la fidelidad y el compromiso de mantener encendida la llama de la pasión, entre otros aspectos, harán que la convivencia tenga un profundo y especial significado.

"La clave para querer a otra persona, es quererte a ti mismo y darte el valor necesario para conservar la autonomía que te permita compartir la vida sin perderte de vista".

Prepárate. Renueva tus sueños, recupera tus amigos, ahorra, prepárate en algún arte u oficio para aportar al hogar y tener la autonomía necesaria en caso de perder el apoyo de tu pareja.

Ten un proyecto personal. Independientemente de los planes y las metas que tengan en común, interésate en tener un proyecto propio. Puede ser terminar los estudios que abandonaste, inscribirte en algún curso, practicar algún deporte o desarrollarte profesionalmente sin poner en riesgo el equilibrio familiar.

Pídele apoyo a tu pareja. Hagan el compromiso de apoyarse para cambiar esos hábitos y actitudes que tanto daño les han causado. Acuerden alguna seña que les recuerde sonreír, soltar, suavizar el carácter, ser amables o, simplemente, respirar y disfrutar el momento.

Crea espacios para conversar. Es muy importante hablar con frecuencia acerca de lo que sentimos y pensamos, sin juzgar o buscar culpables, más bien con la intención de limar las asperezas y superar las dificultades para acercarnos y satisfacernos más.

domingo, 28 de octubre de 2007

Suelta el pasado

"El pasado no se puede modificar porque ya está hecho,
el futuro no lo puedes manejar porque no existe todavía,
sólo puedes cambiar el presente"

'Había un muchacho que corría, asustado, huyendo de un tigre, para salvar su vida. De pronto llegó a un precipicio y cayó a un abismo, pero consiguió agarrarse de la rama de un árbol que crecía en la ladera de la montaña. Entonces, miró hacia la cima y vio al tigre mirándolo, así que no había manera de subir. Miró hacia abajo y vio un precipicio de más o menos mil metros de caída, y, a su lado, descubrió un pequeño arbusto con frutas. Las frutas estaban maduras. ¡Entonces tomó una de ellas, se la llevó a la boca y sintió el gusto dulce de la fruta! Aprendió, en ese instante, a vivir la vida momento a momento".

Siempre me despido con una frase de mis lectores que dice: ¡Suelta el pasado, deja de preocuparte por el futuro, vive el presente, la vida es maravillosa, todo va a estar bien!

Toda acción se origina en el lugar donde te encuentras ahora, en el momento presente. El pasado no se puede modificar porque ya está hecho, el futuro no lo puedes manejar porque no existe todavía, sólo puedes cambiar el presente con cada elección y acción que realizas. El presente es tu única oportunidad para reflexionar, corregir los errores, elegir y actuar de acuerdo a tus valores, creencias y metas personales. Para estar en presente lo más importante es que tu mente se ubique en el aquí (lugar) y el ahora (tiempo); no permitas que divague, que escape al recuerdo de algún momento pasado y difícil o que vuele hacia el futuro llenándote de incertidumbre y temor, porque esto significaría que estás fuera de tiempo y que perdiste temporalmente el control de tu vida, quedando a merced de tus pensamientos y emociones negativas.

Las circunstancias sólo te afectan cuando no estás en presente, porque te enfrentas a ellas desde el mal recuerdo de lo que viviste en el pasado o desde la inquietud que te produce el futuro, y esto afecta tu perspectiva, activándose tus prejuicios, dudas y temores. Cuando no te encuentras en presente, las situaciones te afectan con más facilidad porque las interpretas a través de tus emociones, y no con la mente clara y limpia que te permita analizarlas con objetividad para minimizar su aspecto negativo y resaltar el positivo, teniendo así, una mayor probabilidad de solucionarlas o manejarlas de una mejor manera.

Vivir en presente no significa renunciar a tus metas ni tampoco perder tus recuerdos positivos a los que deberías conectarte cada vez que necesites recuperar la confianza o el optimismo; implica sólo aprender a focalizar la mayor parte de tu atención en cada cosa que haces en el momento para tener toda la claridad mental, la serenidad y la sensibilidad que necesites para tomar lo mejor de cada evento y minimizar la dificultad o el dolor presentes en él, de manera que puedas aceptarlo o resolverlo más fácilmente.

Para estar aquí y ahora

Ubícate en el presente. Frecuentemente, a lo largo del día, practica un ejercicio de ubicación. Usando como punto de referencia el lugar donde te encuentras o la actividad que realizas, reconoce y describe mentalmente todos los detalles y siéntete en control de la situación en el ahora.

Mantente concentrado. Cada vez que tu mente se distraiga, llevándote a recordar el pasado o a imaginar el futuro, tráela con tu voluntad al momento presente y concentra la atención en cada cosa que haces. No importa cuántas veces tengas que hacerlo, recuerda que es como un entrenamiento y toma tiempo.

Aprende a relajarte. La relajación es solamente hacer una pausa, cerrando los ojos y tratando de poner nuestra mente en blanco, sin pensar en el pasado ni en el futuro, sólo atendiendo a lo que experimentas en el presente. Tu cuerpo, mente y espíritu se relajarán y se reubicarán en el presente sin el peso del pasado ni la incertidumbre del futuro, obteniendo así serenidad, balance y claridad mental.

Planifica tu agenda diaria. Para poder concentrar tu atención en el momento presente, es importante que aprendas a organizar tu día, preferiblemente la noche anterior, con la calma del descanso y anticipando lo que tendrás que hacer al día siguiente. Toma en cuenta desde los asuntos pendientes más pequeños, hasta los compromisos más grandes.

¡Suelta el pasado, deja de preocuparte por el futuro, vive el presente, la vida es maravillosa, todo va a estar bien!

domingo, 21 de octubre de 2007

Mira haciaadelante

"Siempre habrá alguien que tenga algo más que tú, lo que tú deseas,
o que tenga alguna cualidad que no tienes. No por eso vas a sentirte frustrado,
desanimado o rabioso contra esa persona o contra la vida"

'Dos amigos de infancia se volvieron a ver después de mucho tiempo. Uno estaba
en la más grande pobreza, mientras que el otro disfrutaba de una enorme riqueza. '¿Qué hiciste para tener tantas cosas?', le preguntó el amigo pobre al rico. 'Es que
he descubierto que poseo un don extraordinario. Observa', le contestó este último,
y al tocar con uno de sus dedos su ordinario reloj, éste se convirtió en oro macizo.
'Es tuyo. Considéralo un obsequio de mi parte'. 'Esto no me alcanza ni para solucionar la mitad de mis problemas', dijo el más pobre, en tono de queja. 'Ok',
le replicó su amigo rico, y tocó una silla, también convirtiéndola en oro, y, sonriendo, se la ofreció a su amigo. 'Esto tampoco alcanza para mejorar mi vida'. 'Pero, si esto
es una fortuna, ¿qué más quieres entonces?'. 'Lo que quiero en verdad -dijo
el pobre, mirándolo a los ojos- es tu dedo'".

La envidia se activa cuando nos comparamos con los demás, cuando pensamos equivocadamente que es más importante tener que ser, cuando el éxito y la felicidad de los otros despiertan en nosotros sentimientos negativos, cuando pensamos que otras personas tienen más de lo que merecen y en verdad somos nosotros quienes deberíamos tenerlo o cuando nos sentimos inferiores a otras personas… en cualquiera de estos casos el veneno de la envidia crecerá adentro.

En lugar de querer más -al dejarte llevar por la ambición y la envidia por lo que poseen otros-, aprende a reconocer tu valor y el de todo lo que tienes, para que puedas disfrutarlo y sentirte satisfecho con tu vida. Si piensas que necesitas algo más para complementar tu bienestar, búscalo con trabajo y determinación. ¡No permitas que el deseo de conseguir más te sabotee la posibilidad de disfrutar lo que ya tienes!

Siempre habrá alguien que tenga algo más que tú, lo que tú deseas, o que tenga alguna cualidad que no tienes. No por eso vas a sentirte frustrado, desanimado o rabioso contra esa persona o contra la vida.

Querer vivir en un nivel más alto del que te corresponde puede hacerte sentir irritable, insatisfecho y frustrado. Ajusta tu estilo de vida y comienza a disfrutar de las grandes riquezas que ella te ofrece como son tu familia, tus amigos y tu pareja…

Si todavía tus hijos son pequeños, deberías enseñarles a reconocer y a resaltar todo lo bueno que hay en ellos y en los demás como personas, para que nunca se sientan inferiores al resto y para que puedan disfrutar de todo lo que tengan sin inquietarse por lo que tienen otros. La autovaloración es la verdadera base de la satisfacción.

Para alejar la envidia

Nunca mires a los lados. Compararnos con personas que nos parece que tienen más bienes materiales, más éxito, gozan de un don especial o resultan más atractivos que nosotros, puede ser muy negativo porque hace que nos sintamos inferiores al creer que nunca tendremos aquello que admiramos en ellas.

No te dejes llevar por las apariencias. Muchas veces deseas algo que tienen otras personas que te parece que tienen más que tú, pero tú no sabes en realidad cuál ha sido su costo para conseguirlo, tal vez sacrificaron su familia, su tiempo libre, su bienestar. Concentra tu atención en reconocer todos tus tesoros esenciales y en darte la oportunidad de disfrutar de cada uno de ellos.

Alégrate por los éxitos de los demás. Cuando somos capaces de alegrarnos y celebrar los éxitos y la felicidad de otras personas, en especial de nuestros seres más queridos, a través de la generosidad del corazón, nos contagiamos de esos sentimientos, y la prosperidad, la abundancia y la sabiduría se hacen presentes en nuestra vida. Además, si estamos suficientemente abiertos, podemos aprender cuáles fueron las claves y las herramientas que usaron para conseguirlos.

Cambia tus ideas. Recuerda que no eres ni más ni menos que los demás, y que poseer cosas materiales no garantiza que seamos felices. Aprende a valorarte, y conviértete en tu propia fuente de motivación. Observar a una persona que admiramos por sus habilidades sociales o capacidades profesionales, para aprender a de ella, sin obsesionarnos o desear ser como ella, puede ser positivo. Recuerda que eres especial y único en el mundo, cultiva tu individualidad.

domingo, 7 de enero de 2007

Los regalos de la vida

“Un hombre desesperado gritó al cielo: ‘¡Dios, si existes, háblame!’ Y entonces, una alondra del campo comenzó a cantar, una pequeña rana a croar y un bello gato a maullar, pero el hombre no escuchó nada de esto.

‘¡Dios, háblame que no te oigo!’. Y un trueno retumbó por todo el cielo, pero nuestro hombre tampoco lo oyó.

Mirando a su alrededor, desilusionado, dijo: ‘¡Dios, quiero verte, por favor déjame mirarte!’. Y un sol resplandeciente apareció entre las montanas, los árboles se mecieron, las flores se abrieron, pero él ni siquiera lo notó.

Y el hombre susurró de nuevo: ‘Por lo que más quieras, muéstrame un milagro’.
Y en ese momento la lluvia cayó, el viento sopló, un niño rió, pero él ni lo vio.

Por ultimo pidió: ‘Señor, necesito saber que estás conmigo’. Dios se inclinó y tocó a nuestro hombre. Pero él sacudió a una linda y colorida mariposa que se posó sobre su hombro”.

A veces un cambio de vida, una pérdida o un fracaso hacen que maduremos, aceptemos el pasado y sigamos fortalecidos hacia adelante. Hay momentos
en los que sentimos que el mundo que construimos con tanto esfuerzo se nos cae
a pedazos, y perdemos temporalmente el rumbo y la dirección que llevábamos, se desequilibra nuestra manera de vivir y hasta se confunde nuestra identidad.

La pérdida es una experiencia por la que todos tenemos que pasar en algún momento: cuando nos cambiamos de casa, de ciudad o país, dejamos nuestras familias para independizarnos, perdemos el empleo, algunos de nuestros seres queridos mueren o se van, nuestros hijos inician una vida propia... Son muchas las situaciones que de una u otra forma debemos enfrentar y resolver.

Todo cambio, sea triste o feliz, requiere practicar el desprendimiento, desarrollar la capacidad de dejar atrás, para comenzar una nueva etapa de la vida. A través de estos procesos difíciles y a veces dolorosos, podemos aprender, crecer y ajustar nuestra visión e interpretación acerca de la vida, y alcanzar la madurez emocional.

Los momentos de pérdida y crisis representan una oportunidad excelente para reencontrarnos con Dios, sea cual fuere nuestro concepto de El. Practica la oración,
la meditación y fortalece tu fe y la confianza en la Divinidad. Busca en tu interior el consuelo, la fortaleza y la paz.

Generalmente valoramos más los regalos materiales, que los esenciales que nos ofrece la vida cada día. Seguramente conocemos personas que se quejan y lamentan de su mala suerte constantemente, incapaces de reconocer y apreciar todo lo bueno
y especial que ocurre día a día en sus vidas. Es el momento de cambiar la interpretación que le damos a los eventos que nos suceden a diario, ajustar el exagerado valor que le damos a las cosas materiales y aprender a valorar el que le damos a las cosas pequeñas y simples, pero verdaderamente importantes de la vida.

Cuántas veces aparece, como una especie de milagro, la sonrisa de una persona para levantarnos el ánimo en un día difícil; el comentario de alguien que nos mueve a reflexionar y nos inspira para encontrarle la solución a un conflicto; la ayuda bondadosa, solidaria y desinteresada que nos presta un desconocido, y que nos motiva cuando lo recordamos a actuar de la misma manera. O, simplemente, disfrutar del abrazo cariñoso de nuestros hijos, que nos reconforta y nos hace sentir queridos o tomarnos unos minutos extra y detener nuestra rutina acelerada de todos los días para contemplar el amanecer o el jardín que sembramos hace tanto tiempo… Todos estos son regalos de vida, que nos reconfortan, alivian, renuevan, motivan, inspiran y nos recuerdan que la Divinidad siempre conspira para brindarnos el apoyo, la guía y la protección que necesitamos, valiéndose de los instrumentos más insospechados pero eficientes para hacernos llegar sus regalos.

Quiero invitarte a que abras tu corazón para que puedas reconocer, apreciar y agradecer cada regalo esencial que llega a tu vida y a la de los tuyos. Tal vez descubras que tienes mucho más de lo que pensabas y que necesitas aprender a disfrutarlo.

Comencemos un nuevo ciclo con una visión más limpia, objetiva y optimista, que nos permita descubrir en cada elemento o circunstancia ese elemento positivo presente en todos los eventos de nuestra vida. Dejemos atrás en forma consciente y voluntaria, todo aquello que nos haya sido difícil manejar y superar. Hagamos los cambios necesarios en nuestro estilo de vida, para sentirnos mejor con nosotros mismos, con nuestras personas queridas y con la vida.

Todo sucede por algo; es decir que cada cosa que nos ocurre lleva el sentido de recordarnos, enseñarnos, reafirmarnos o fortalecernos…, para darnos siempre la oportunidad de cambiar, ajustar o mantener el curso del resto de nuestra vida.

Claves para reconocer los regalos

Ubícate en el presente. Si logras quitar tu atención del pasado y del futuro, para atender sólo lo que sucede en el momento, seguramente te será más natural reconocer los pequeños milagros que ocurren en tu vida.

Detente unos minutos y valóralos. Muchas veces es la prisa con la que vivimos lo que no nos permite sorprendernos y disfrutar de las pequeñas cosas que suceden para suavizar nuestra existencia. Baja la velocidad de tu actividad y observa a tu alrededor con la mirada de un niño.

Abre tus ojos. No siempre las cosas llegan a nuestra vida de la forma que lo esperamos o pedimos; ten la apertura para reconocerlas y asumirlas. Siempre hay un momento y un espacio perfecto para que llegue a nuestra vida lo que deseamos o necesitamos. ¡No te desesperes!

Agradece y compártelo con tus amigos. Día a día llueven sobre ti innumerables bendiciones; cuenta tus bienes, a veces tienes más de lo que en verdad necesitas. Cuando nos damos a la tarea de contarle a otros las cosas buenas y especiales que nos ocurren, potenciamos la energía del entusiasmo, el optimismo, la confianza y la esperanza. Conviértete en eco de los comentarios positivos.

Haz algo bueno para que te sucedan. Si tú eres la causa que genera los efectos que después tienes que vivir, conviértete en una causa constructiva. Mantén una actitud positiva, sé un elemento conciliador que propicie la tolerancia, el entendimiento y el bien común en todo momento.