domingo, 28 de octubre de 2007

Suelta el pasado

"El pasado no se puede modificar porque ya está hecho,
el futuro no lo puedes manejar porque no existe todavía,
sólo puedes cambiar el presente"

'Había un muchacho que corría, asustado, huyendo de un tigre, para salvar su vida. De pronto llegó a un precipicio y cayó a un abismo, pero consiguió agarrarse de la rama de un árbol que crecía en la ladera de la montaña. Entonces, miró hacia la cima y vio al tigre mirándolo, así que no había manera de subir. Miró hacia abajo y vio un precipicio de más o menos mil metros de caída, y, a su lado, descubrió un pequeño arbusto con frutas. Las frutas estaban maduras. ¡Entonces tomó una de ellas, se la llevó a la boca y sintió el gusto dulce de la fruta! Aprendió, en ese instante, a vivir la vida momento a momento".

Siempre me despido con una frase de mis lectores que dice: ¡Suelta el pasado, deja de preocuparte por el futuro, vive el presente, la vida es maravillosa, todo va a estar bien!

Toda acción se origina en el lugar donde te encuentras ahora, en el momento presente. El pasado no se puede modificar porque ya está hecho, el futuro no lo puedes manejar porque no existe todavía, sólo puedes cambiar el presente con cada elección y acción que realizas. El presente es tu única oportunidad para reflexionar, corregir los errores, elegir y actuar de acuerdo a tus valores, creencias y metas personales. Para estar en presente lo más importante es que tu mente se ubique en el aquí (lugar) y el ahora (tiempo); no permitas que divague, que escape al recuerdo de algún momento pasado y difícil o que vuele hacia el futuro llenándote de incertidumbre y temor, porque esto significaría que estás fuera de tiempo y que perdiste temporalmente el control de tu vida, quedando a merced de tus pensamientos y emociones negativas.

Las circunstancias sólo te afectan cuando no estás en presente, porque te enfrentas a ellas desde el mal recuerdo de lo que viviste en el pasado o desde la inquietud que te produce el futuro, y esto afecta tu perspectiva, activándose tus prejuicios, dudas y temores. Cuando no te encuentras en presente, las situaciones te afectan con más facilidad porque las interpretas a través de tus emociones, y no con la mente clara y limpia que te permita analizarlas con objetividad para minimizar su aspecto negativo y resaltar el positivo, teniendo así, una mayor probabilidad de solucionarlas o manejarlas de una mejor manera.

Vivir en presente no significa renunciar a tus metas ni tampoco perder tus recuerdos positivos a los que deberías conectarte cada vez que necesites recuperar la confianza o el optimismo; implica sólo aprender a focalizar la mayor parte de tu atención en cada cosa que haces en el momento para tener toda la claridad mental, la serenidad y la sensibilidad que necesites para tomar lo mejor de cada evento y minimizar la dificultad o el dolor presentes en él, de manera que puedas aceptarlo o resolverlo más fácilmente.

Para estar aquí y ahora

Ubícate en el presente. Frecuentemente, a lo largo del día, practica un ejercicio de ubicación. Usando como punto de referencia el lugar donde te encuentras o la actividad que realizas, reconoce y describe mentalmente todos los detalles y siéntete en control de la situación en el ahora.

Mantente concentrado. Cada vez que tu mente se distraiga, llevándote a recordar el pasado o a imaginar el futuro, tráela con tu voluntad al momento presente y concentra la atención en cada cosa que haces. No importa cuántas veces tengas que hacerlo, recuerda que es como un entrenamiento y toma tiempo.

Aprende a relajarte. La relajación es solamente hacer una pausa, cerrando los ojos y tratando de poner nuestra mente en blanco, sin pensar en el pasado ni en el futuro, sólo atendiendo a lo que experimentas en el presente. Tu cuerpo, mente y espíritu se relajarán y se reubicarán en el presente sin el peso del pasado ni la incertidumbre del futuro, obteniendo así serenidad, balance y claridad mental.

Planifica tu agenda diaria. Para poder concentrar tu atención en el momento presente, es importante que aprendas a organizar tu día, preferiblemente la noche anterior, con la calma del descanso y anticipando lo que tendrás que hacer al día siguiente. Toma en cuenta desde los asuntos pendientes más pequeños, hasta los compromisos más grandes.

¡Suelta el pasado, deja de preocuparte por el futuro, vive el presente, la vida es maravillosa, todo va a estar bien!

domingo, 21 de octubre de 2007

Mira haciaadelante

"Siempre habrá alguien que tenga algo más que tú, lo que tú deseas,
o que tenga alguna cualidad que no tienes. No por eso vas a sentirte frustrado,
desanimado o rabioso contra esa persona o contra la vida"

'Dos amigos de infancia se volvieron a ver después de mucho tiempo. Uno estaba
en la más grande pobreza, mientras que el otro disfrutaba de una enorme riqueza. '¿Qué hiciste para tener tantas cosas?', le preguntó el amigo pobre al rico. 'Es que
he descubierto que poseo un don extraordinario. Observa', le contestó este último,
y al tocar con uno de sus dedos su ordinario reloj, éste se convirtió en oro macizo.
'Es tuyo. Considéralo un obsequio de mi parte'. 'Esto no me alcanza ni para solucionar la mitad de mis problemas', dijo el más pobre, en tono de queja. 'Ok',
le replicó su amigo rico, y tocó una silla, también convirtiéndola en oro, y, sonriendo, se la ofreció a su amigo. 'Esto tampoco alcanza para mejorar mi vida'. 'Pero, si esto
es una fortuna, ¿qué más quieres entonces?'. 'Lo que quiero en verdad -dijo
el pobre, mirándolo a los ojos- es tu dedo'".

La envidia se activa cuando nos comparamos con los demás, cuando pensamos equivocadamente que es más importante tener que ser, cuando el éxito y la felicidad de los otros despiertan en nosotros sentimientos negativos, cuando pensamos que otras personas tienen más de lo que merecen y en verdad somos nosotros quienes deberíamos tenerlo o cuando nos sentimos inferiores a otras personas… en cualquiera de estos casos el veneno de la envidia crecerá adentro.

En lugar de querer más -al dejarte llevar por la ambición y la envidia por lo que poseen otros-, aprende a reconocer tu valor y el de todo lo que tienes, para que puedas disfrutarlo y sentirte satisfecho con tu vida. Si piensas que necesitas algo más para complementar tu bienestar, búscalo con trabajo y determinación. ¡No permitas que el deseo de conseguir más te sabotee la posibilidad de disfrutar lo que ya tienes!

Siempre habrá alguien que tenga algo más que tú, lo que tú deseas, o que tenga alguna cualidad que no tienes. No por eso vas a sentirte frustrado, desanimado o rabioso contra esa persona o contra la vida.

Querer vivir en un nivel más alto del que te corresponde puede hacerte sentir irritable, insatisfecho y frustrado. Ajusta tu estilo de vida y comienza a disfrutar de las grandes riquezas que ella te ofrece como son tu familia, tus amigos y tu pareja…

Si todavía tus hijos son pequeños, deberías enseñarles a reconocer y a resaltar todo lo bueno que hay en ellos y en los demás como personas, para que nunca se sientan inferiores al resto y para que puedan disfrutar de todo lo que tengan sin inquietarse por lo que tienen otros. La autovaloración es la verdadera base de la satisfacción.

Para alejar la envidia

Nunca mires a los lados. Compararnos con personas que nos parece que tienen más bienes materiales, más éxito, gozan de un don especial o resultan más atractivos que nosotros, puede ser muy negativo porque hace que nos sintamos inferiores al creer que nunca tendremos aquello que admiramos en ellas.

No te dejes llevar por las apariencias. Muchas veces deseas algo que tienen otras personas que te parece que tienen más que tú, pero tú no sabes en realidad cuál ha sido su costo para conseguirlo, tal vez sacrificaron su familia, su tiempo libre, su bienestar. Concentra tu atención en reconocer todos tus tesoros esenciales y en darte la oportunidad de disfrutar de cada uno de ellos.

Alégrate por los éxitos de los demás. Cuando somos capaces de alegrarnos y celebrar los éxitos y la felicidad de otras personas, en especial de nuestros seres más queridos, a través de la generosidad del corazón, nos contagiamos de esos sentimientos, y la prosperidad, la abundancia y la sabiduría se hacen presentes en nuestra vida. Además, si estamos suficientemente abiertos, podemos aprender cuáles fueron las claves y las herramientas que usaron para conseguirlos.

Cambia tus ideas. Recuerda que no eres ni más ni menos que los demás, y que poseer cosas materiales no garantiza que seamos felices. Aprende a valorarte, y conviértete en tu propia fuente de motivación. Observar a una persona que admiramos por sus habilidades sociales o capacidades profesionales, para aprender a de ella, sin obsesionarnos o desear ser como ella, puede ser positivo. Recuerda que eres especial y único en el mundo, cultiva tu individualidad.