domingo, 9 de diciembre de 2007

Reducir la velocidad

Muchas veces un comentario negativo, el tener que enfrentar una situación difícil de aceptar... suponen una sobrecarga complicada de manejar"

Cuando atravesamos por un período lleno de preocupaciones, tensiones, conflictos o temores, el agotamiento y la alteración nos impiden reconocer y disfrutar los aspectos positivos que también tiene nuestra vida; inclusive, hasta nos quitan la claridad mental que necesitamos para analizar objetivamente nuestra situación, de manera que podamos tomar la decisión más acertada para actuar de la mejor manera.

Muchas veces un comentario negativo, el tener que enfrentar una situación difícil de aceptar, o la presión que sufrimos por todas las responsabilidades y los compromisos que tenemos suponen una sobrecarga complicada de manejar. Por esta razón, es bueno intentar bajar la velocidad con la que llevamos nuestra vida, a tiempo de preguntarnos si podremos continuar con ese ritmo por mucho más tiempo.

Generalmente nos obligamos a continuar adelante con nuestra actividad, sin darnos el tiempo y el permiso necesarios para detenernos un poco, y recuperar el balance y la claridad mental que nos hace falta. Le exigimos a nuestro cuerpo la vitalidad que ya no puede darnos producto del estado de estrés en el que nos encontramos.

Reaccionamos agresivamente a los cambios y exigencias de nuestro entorno, el tráfico nos desespera, todo lo que suponemos que puede pasar en el futuro nos inquieta, la situación económica nos quita el sueño y hasta discutimos con las personas que más queremos. Cuando el estrés y la tensión sobrepasan el límite
de lo que podemos manejar, comenzamos a perder nuestro bienestar y la
capacidad de gerenciar nuestra vida.

Algunas emociones como la rabia, la frustración, el miedo, la tristeza o la envidia nos hacen perder la energía que necesita nuestro cuerpo para funcionar con la vitalidad y la claridad mental que necesitamos para ser objetivos al momento de actuar o de tomar una decisión. ¿Sabías que sólo unos pocos minutos de rabia pueden hacernos gastar más energía vital que un día de trabajo físico?

Salir huyendo de las situaciones difíciles como si así pudiéramos evitarlas, no nos librará de ellas. Por el contrario, nos obligará a repetirlas en otro momento, porque seguirá siendo un tema pendiente por resolver. ¡Vale la pena reunir el valor y las herramientas necesarias para afrontarlas y resolverlas!

Es importante mantener la calma, porque mientras más tiempo pases afectado emocionalmente, más difícil te será superarlo, desarrollar una actitud positiva, tener una visión optimista de la situación y evitar sentirte víctima de los demás o de la vida.
Recuerda que todos somos parcialmente responsables de las situaciones que vivimos.

Claves para recuperar el balance
Busca las causas del estrés. Revisa tu rutina diaria e identifica aquellas situaciones que te causan tensión como, por ejemplo, tratar de resolver algo que no depende de ti, tener más compromisos o responsabilidades de las que puedes manejar, la autoexigencia, el perfeccionismo, problemas de relación con otras personas…
Y pregúntate qué puedes hacer para resolverlas.

Tranquiliza tu mente. Evita darle vueltas en tu cabeza, una y otra vez, a aquella situación que te preocupa o que te afecta. Practica dejar de pensar por unos minutos concentrando tu atención en cada cosa que haces. Trae tu mente al momento presente cada vez que sea necesario.

Acepta lo que no puedes cambiar. Cuando te encuentres en situaciones difíciles o inevitables, es importante que asumas tu realidad sin fantasear o imaginar que será distinto. Esto te ayudará a enfrentar la situación con fortaleza y optimismo, confiando en tus capacidades y en la presencia de La Divinidad a tu lado para ayudarte a superarla con el tiempo.

Usa tu libre albeldrio. Cuando te encuentres involucrado en un comportamiento
que no te reporta ningún beneficio y que solamente te desgasta y consume energía, recuerda que puedes elegir dejar de hacerlo. Pregúntate: ¿Por qué estoy haciendo esto?, ¿A quién beneficio con esta actitud? Seguramente descubrirás que puedes cambiar de actitud y dejar de repetir ese hábito o esa actuación que te causa tanto daño.

¡Suelta el pasado, deja de preocuparte por el futuro, vive el presente, la vida es maravillosa, todo va a estar bien!

¡Hola! Maytte. Mis amigas dicen que soy una persona muy negativa porque me preocupo por todo. Vivo con mucho temor, no quiero salir, me preocupa mi economía, a pesar de que nunca he tenido algún problema de dinero. Quiero cambiar mi manera de pensar para dejar de preocuparme tanto y vivir más como ellas, sin pensar en el futuro. A F.

Muchas de las imágenes negativas que se crean en nuestra mente y que alimentan nuestros temores e inseguridades nos hacen perder la tranquilidad y hasta se convierten en la causa de nuestro fracaso en un momento dado. La mayoría de las veces lo que nos preocupa nunca sucede, pero si lo permitimos nos desgasta emocional y mentalmente, robándonos la posibilidad de ser felices. Podemos pasarnos el resto de la vida preocupados por lo que suponemos que sucederá, pero lejos de mejorar las cosas, acabaremos con la tranquilidad, la claridad mental y la eficiencia que necesitamos para afrontar y cumplir con nuestra actividad diaria, pues la preocupación nos paraliza. ¡No pienses tanto! Atrévete a enfrentar con valentía y determinación todo lo que te preocupa y minimiza tu temor. Pregúntate: ¿qué es lo peor que puede suceder? Imagínalo, asúmelo y resuélvelo mentalmente.

Luego concentra toda tu atención en cada cosa que haces o experimentas en el momento presente. No hay nada mejor para despejar la cabeza que hacer un poco de ejercicio al aire libre. Una buena caminata puede ser suficiente para desintoxicar la mente y renovar el espíritu.

¡Hola! Maytte. Te leo todos los domingos y ahora te veo el fin de semana en la TV. ¡Me encanta! Tengo un amigo que acaba de perder la última esperanza que tenía de recuperar a su ex pareja. Estuvieron cinco años casados, y ella tomó la decisión de terminar hace casi un año. Pero mi amigo seguía enamorado ycon la ilusión de que ella se arrepintiera y le diera otra oportunidad. Hace unos meses la vio con otra persona, estuvo muy mal, pero ahora dice que quiere superarlo para continuar con su vida. ¿Cómo podemos ayudarlo? C S.

Cuando terminamos con un ciclo en nuestra vida experimentamos la sensación de pérdida
del sentido y la dirección que teníamos. Es natural que se sienta desanimado y confundido. Podemos permanecer mucho tiempo inmersos en un sentimiento de pérdida, deprimiéndonos
y recordando todo lo que pasó, sintiéndonos víctimas y sufriendo por algo que no podemos cambiar, porque depende de la voluntad y los sentimientos de la otra persona. Sin
importar las palabras y el esfuerzo que otros hagan para sacarnos de ahí, sólo lo haremos cuando estemos listos para aceptar, soltar, pasar la página y volver a comenzar. Algunas sugerencias para tu amigo: Toma la responsabilidad de tu vida emocional y serénate. Recuerda que todo lo que termina o sale de nuestra vida aun en contra de nuestros deseos, representa una oportunidad para ganar libertad, madurez y sabiduría. Suelta el pasado y concéntrate
en el presente. Ponte metas y trabaja para conseguirlas. Acompáñate de personas positivas y entusiastas que te apoyen y animen a superarlo y a retomar tu vida.

¡Hola! Maytte. En realidad no sé si es un problema o más bien una reflexión lo que quiero compartir contigo. Mi esposa dice que no sé conservar amigos. Que sólo los busco cuando los necesito y que por eso estoy solo la mayor parte del tiempo. Yo nunca he sido de muchos amigos, pero mi esposa sí, y me preocupa alejarla de sus amistades por mi actitud. R T.

Para algunas personas la amistad es más bien una relación pasiva que se da y se mantiene como por arte de magia. Ellas piensan que son los demás los que deben acercarse o estar ahí en el momento en que los necesiten. Pero, ¿cómo puede una relación de amistad mantenerse en el tiempo, sin que exista el esfuerzo y el compromiso por parte de los dos?
Es importante pensar en la amistad como en una calle de doble vía, de manera que siempre estemos dispuestos a compartir, a considerar, a comprender y a tener presente a los amigos. Sal de la pasividad donde te encuentras, vence cualquier temor o inseguridad que te impida acercarte y compartir con los demás, y conviértete en una persona animada, con la iniciativa
de pasar un buen momento con tus amigos. La amistad es una de las relaciones con más significado en nuestra vida, y ahora que somos adultos, los amigos especiales se convierten
en la extensión de nuestra familia y en tíos de nuestros hijos.

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